Dulces argelinos para regalar

Los M'khabez (a veces los encontraréis escritos como Mkhabez o Mkhabaz) son unos pastelillos de almendra extremadamente populares en Argelia, donde nunca faltan en grandes celebraciones como el Iftar, bodas etc. Me gustaría daros el significado exacto de la palabra pero por desgracia mis conocimientos del árabe son muy escasos. Solo se que "khabaz" o "khbuz" puede ser "panadería" u "horneado".

Los M'khabez (se puede pronunciar makabez, más o menos) se componen de una masa de almendras que se baña en una glasa azucarada tan gruesa que puede parecer fondant, algo no muy habitual en la repostería árabe. Esto se debe a que estos pequeños pasteles (de unos 5 cm de diámetro) están muy influidos por la confitería francesa por un proceso de asimilación ocurrido durante los años de dominio francés. De hecho son casi tan populares en Francia como en la misma Argelia.

M'khabez tal y como los encontraréis en las pastelerías

Como he dicho los M'khabez se consumen en grandes ocasiones ya que suelen decorarse con profusión para epatar a los comensales. Se les dibuja cenefas u otros motivos con glasa o bien se adornan con flores o frutos secos. Es por esta razón que a menudos se regalan cajas con ellos al modo en que en Occidente regalamos bombones, esto es, porque además de buenos son muy vistosos.

Si prescindís de los motivos decorativos y os centráis solo en la base de almendras y en hacer una glasa simple, os será muy fácil hacer M'khabez. Además son muy rápidos de cocinar.

INGREDIENTES :

  • 400 gramos de harina de almendras
  • 200 gramos de azúcar glass
  • 1 huevo + 2 yemas de huevo
  • Ralladura de 1 limón
  • Esencia de vainilla (1 cucharadita)

Para la glasa

  • 2 claras de huevo
  • 3 cucharadas zumo de limón
  • 3 cucharadas cucharada de leche
  • 2 cucharadas agua de azahar
  • 2 cucharadas aceite de girasol o maíz
  • azúcar glass (tened previsto unos 250 gramos, según absorba la glasa)

En primer lugar mezclamos los componentes secos, es decir, la harina de almendras, el azúcar glass y la ralladura de la piel de limón. Tened cuidado con que la ralladura sea superficial, sin la parte blanca puesto que amargaría.

Una vez los ingredientes secos están bien mezclados añadimos el huevo entero y las dos yemas, así como la cucharadita de esencia de vainilla. Mezclamos bien - si tenéis amasadora es el momento de emplearla - y la bola de masa obtenida la envolvemos en un papel film, dejando reposar en un lugar fresco pero no frío durante al menos 1 hora. Con este reposo el aroma de vainilla se difundirá mucho mejor.

Transcurrido el tiempo de reposo, extendemos la masa sobre una superficie enharinada con la ayuda de un rodillo. Dejamos la masa con un grosor de algo menos de dos centímetros. Ahora vamos a cortar los pastelillos. Lo más fácil es emplear un vaso invertido que tenga una boca de unos 5 cm pero podéis emplear moldes de galleta si queréis. Las formas más habituales pueden ser redondas pero sobretodo con forma de diamante, triangulares y hasta de corazón.

Colocamos los pastelillos sobre un papel para hornear, precalentamos el horno a 170 grados e introducimos durante unos 20 minutos (o hasta que se doran de forma visible).

Extraemos del horno y dejamos enfríar. Mientras esto ocurre vamos a hacer la glasa.

La glasa que se hace es muy espesa (parecida a la pintura plástica con que se pintan techos y paredes, por hacer un símil). Para ello incorporamos en un bol las claras con todos los saborizantes que se indican en el listado. Ahora, atención a esto, incorporamos el azúcar glass cucharada a cucharada, sin batir con varillas, solo usando una cuchara para hacer la mezcla despacito. Si se batiera se formarían burbujas y eso daría a la glasa un aspecto no muy logrado.

Cuando integremos una cucharada de azúcar glass, vamos a la siguiente, hasta obtener aspecto de pintura plástica. Ha de ser de tal espesor que al ponerlo sobre el M'khabez no transparente. Si hubiera poco azúcar se agrietaría al secarse y quedaría parcialmente transparente.

Una vez tenemos la glasa preparada, sujetados con los los dedos los pastelillos y los mojamos por todos lados excepto por la base (os vais a pringar los dedos, aviso).

Luego los dejáis resposar en una rejilla hasta que sequen y quedarán como en la fotografía del encabezamiento. Si han quedado bien, que seguro que sí porque son muy fáciles de hacer, tendrán un aroma embriagador y al degustarlos prácticamente se deshacerán en la boca. 

Uno de los mejores dulces árabes que existen, sin lugar a dudas.