No soy un gran amante de las salsas entendidas como elementos individualizados que se incorporan a las comidas de forma "externa". Aportan una gran cantidad de calorías, modifican el sabor y existe cierta dependencia del comensal hacia las mismas. No es raro el caso de personas que alegan la incapacidad para ingerir una comida si no viene acompañada de una determinada salsa. Desde mi punto de vista - muy personal, lo confieso - muchas salsas deberían evitarse o entenderse como "tal salsa acompañada de tal comida". Es el caso de la Worcester, la Holandesa, la Bearnesa etc.
Una salsa que tolero bastante bien es la de almendras. Es fácil de hacer, aporta calorías "sanas" durante el crudo invierno y todos sus componentes son los propios de la dieta mediterránea. Casa bastante bien con aves, carnes, pescados y hasta con verduras. Podeis hacer una pechuga de pollo a la plancha y bañarla en esta salsa o empanar un lenguado para mojarlo a continuación en salsa de almendras. En definitiva, es un buen comodín para dar un toque agradable a platos que de otro modo serían un tanto áridos.
INGREDIENTES :
30 almendras crudas
1 diente de ajo1 vaso de caldo
Pan duro
Aceite virgen de oliva
Sal
Pimienta negra
En una sartén con un buen chorro de aceite de oliva freimos el ajo y las almendras - excepto tres o cuatro - bien picadas. Añadimos pan duro desmenuzado , un poco de sal y pimienta negra. Cuando las almendras estén tomadas - pero no tostadas - retiramos y pasamos por el brazo con un vaso de caldo. Recomiendo que el caldo sea de pescado si la salsa va destinada a un plato de esa índole, o de pollo o de carne por la misma razón. La salsa debe quedar muy fina, así que trabajadla bien con la batidora. Si la salsa va a ser añadida a una carne o un pescado y cocinada con ellos puede ser bastante líquida e ir reduciendo con la preparación ; en cambio si la salsa se va a añadir sin más como acompañamiento debereis devolver la mezcla a la sartén y reducir al fuego lento hasta que adquiera la densidad que se desee.
Para finalizar la salsa recomiendo cortar en láminas las almendras que hemos reservado y pasarlas ligeramente por aceite caliente, incorporándolas a continuación a modo de "tropezones".