Hay dos tipos de cakis : los de pulpa blanda, es decir, el llamado "clásico" que tiende a desaparecer de los mercados por las dificultad en transportarlo y el de carne dura, que se puede comer como una manzana, y que se llama "persimon". Actualmente es más común encontrar el tipo "persimon", de carne dura, pero también más astringente (áspero) y que si bien se puede utilizar para las mismas recetas que para el clásico requiere tiempos de cocción más elevados.
Estamos en plena temporada de cakis, así que vamos a aprovechar que están asequibles para hacer una tarta muy típica de los Estados Unidos (en efecto, el caki es muy popular en los Estados Unidos).
INGREDIENTES :
- 1 vaso (200 ml) lleno de pulpa de caki (1 ó 2 cakis)
- 2 ó 3 cakis que cortaremos en rodajas para decorar
- 2 huevos + 1 yema
- 1 hoja de pasta quebrada (de la que no sube)
- Medio vaso de azúcar blanco
- Medio vaso de leche condensada
- Vaso y medio de nata para cocinar
- 2 cucharadas de mantequilla desecha
- 1 cucharadita de zumo de limón
- Media cucharadita de canela molida
Extendemos en un molde para pasteles (de unos 22 cm de diámetro) la pasta quebrada de manera que suba por los moldes unos 2 cm, más o menos.
Rallamos un caki o dos (los necesarios para llenar un vaso).
En un bol mezclamos todos los ingredientes y la mezcla la vertemos sobre la pasta quebrada. Colocamos sobre la superficie los cakis cortados en rebanadas o gajos, al gusto, siempre y cuando no sean demasiado gruesos. Los pintamos con la yema de huevo.
Precalentamos el horno a 230 grados e introducimos el pastel durante 10 minutos, Transcurrido el tiempo disminuimos la temperatura a 180 grados y cocinamos durante media hora adicional o hasta que al clavar un palillo en el centro salga totalmente seco.
Retiramos del horno y dejamos enfriar a temperatura ambiente antes de servir,