Los roscos de vino son un dulce típico de la Navidad junto a los turrones, alfajores, polvorones y otros muchos ejemplos de la repostería española. Hay diversas recetas de los roscos de vino pero esta que os muestro es la que suelo realizar por su sencillez. El resultado es una rosquilla blanda y muy jugosa.
INGREDIENTES
- 1 vaso y medio de aceite virgen extra de oliva (375 ml)
- Medio vaso de vino blanco (125 ml)
- 2 cucharadas de aguardiente (el orujo es el mejor para estos menesteres)
- La ralladura de la piel de un limón (opcional)
- Matalauva (1 cucharadita)
- Harina blanca de repostería
- Azúcar glass, impalpable
En primer lugar vertemos en un cazo el aceite con la cucharadita de matalauva. Calentamos a fuego lento hasta que empieza a humear. Retiramos, colamos para eliminar la matalauva, y cuando el aceite enfría añadimos el vino y el aguardiente. Si queremos podemos aromatizar con la ralladura de la piel del limón aunque no es necesario.
A continuación vamos a añadir poco a poco la harina tamizada sin dejar de mezclar con una batidora de varillas. Llegará un momento en que la mezcla no admitirá más harina puesto que será imposible homogeneizar la mezcla. En ese momento giramos el cazo sobre el mármol de la cocina para amasar durante unos quince minutos. A continuación hacemos unos cilindros alargados que cortamos para formar una rosquilla. Precalentamos el horno a 190 grados, calor arriba y abajo, horneando durante veinte minutos. Una vez enfríen espolvoreamos con azúcar glass y listas para comer.