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Pastel de dátiles

El invitado a un hogar árabe siempre es agasajado con al menos té y café, aunque tampoco suelen faltar los dátiles o cualquier otro tipo de dulce. 

La palabra "dátil" procede del griego "daktilos" la cual significa "dedos" (origen también de la frase "huellas dactilares", es decir, "huellas de los dedos"), nombre que toma debido a su forma. En árabe dátil suena "aunéb".

Los dátiles contienen un 70% de azúcar, así que durante mucho tiempo fue uno de los pocos endulzantes que conocieron los árabes junto a la miel, algo que tendió a olvidarse cuando los mismos árabes conocieron y distribuyeron por su imperio la caña de azúcar. 

Aunque nos pueda sonar extraño en el siglo VII la llegada del azúcar fue equiparada por algunos estudiosos árabes a las más potentes drogas, llegando a clamar por su prohibición. Hasta esa fecha los azúcares naturales que contenían frutas y verduras se absorbían de forma lenta pero el azúcar refinado prácticamente no requería procesamiento llegando al cerebro - que sólo consume glucosa -  de forma casi instantánea ocasionando un cierto estado de euforia. Actualmente nuestra dieta contiene tanta azúcar que el cerebro se ha acostumbrado a niveles altos de glucosa sin que notemos los efectos mas que a largo plazo y cuando ya es demasiado tarde para arrepentirse (diabetes, obesidad etc), 

Esta receta la vamos a hacer sin azúcar. Os aseguro que no la echaréis de menos. Además es fácil y rápida de hacer.

INGREDIENTES :

700 gramos de harina (se puede emplear harina integral o bien blanca de trigo)
1 vaso largo (250 ml) de aceite de girasol o maíz
1 vaso largo (250 ml)  de leche semi o desnatada
2 cucharadas de cardamomo en polvo
2 cucharadas de levadura química (no utilicéis más, no conviene que suba demasiado)
2 vasos (del mismo tamaño empleado para la harina y la leche) de carne de dátil (quitad el piñón del mismo)
1 vaso de nueces picadas

En primer lugar mezclamos en un bol la pulpa de los dátiles con la harina, la leche, el cardamomo y la levadura química hasta obtener una masa homogénea. Si queréis podéis picar los dátiles muy finos o bien a grandes trozos, como gustéis,

Dividimos la masa en dos mitades iguales. La primera la extendemos en un molde que pueda ir al horno y que preferiblemente sea plano y rectangular (de 18 x 30 cm o similar) aunque se puede utilizar uno largo y rectangular como para hacer plumcake.

A continuación repartimos por la superficie las nueces picadas. Seguidamente extendemos la otra mitad de la masa por encima, dejándola bien aplanada.

Precalentamos el horno a 180 grados y horneamos durante media hora o hasta que al clavar un palillo en el centro éste salga completamente seco.

Generalmente se corta el pastel en cubos o rodajas  y se sirve acompañado de café o té. Una auténtica delicia.