La Bañeza es una ciudad leonesa de unos 10.000 habitantes localizada en la antiquísima Vía de La Plata. Uno de sus platos estrella son las ancas de ranas, delicatessen que se complementa con una preparación sencilla y muy gustosa.
Para aquellos que se pregunten a qué saben las ancas de rana, literalmente recuerdan a la carne de pollo. Concretamente al contramuslo, tal vez ligeramente más suave. De hecho todos los reptiles y anfibios tienen el mismo sabor que el pollo, desde el cocodrilo - una exquisitez que se consume en el sur de Estados Unidos - hasta la serpiente. La razón es que las aves son de hecho descendientes directas de los dinosauros y estos a su vez una subespecie de los reptiles. Si os fijáis en las patas de las aves, las únicas partes libres de plumas, presentan escamas como la de los reptiles. De hecho las aves son una subespecie de los dinosauros, los últimos ejemplares sobre la Tierra de los mismos. Espero que esto no afecte a la manera en que miráis a vuestro periquito enjaulado, por mucho que cueste imaginárselo emparentado con el Tyranosaurus Rex.
Si estas Navidades queréis sorprender a vuestros familiares e invitados - esperemos que para bien - las ancas de rana a la bañeza es uno de esos platos a probar.
INGREDIENTES (4 personas):
- 1 Kg de ancas de rana
- 1 vaso (200 ml) de tomate triturado crudo
- 1 pimiento verde para freír
- 1 vaso de vino blanco (200 ml)
- 2 dientes de ajo
- 1 cucharadita de pimentón picante
- 1 cucharada de manteca de cerdo
- Harina blanca de trigo
- Sal
- Aceite virgen extra de oliva
Lavamos bien las ancas de rana cortando los dedos de las palmas. Los salamos y enharinamos. En una cazuela vertemos un chorro generoso de aceite de oliva donde freímos las ancas de rana hasta que quedan ligeramente doradas (no deben quedar hechas del todo). Retiramos y reservamos.
Picamos fino el pimiento verde y añadimos, dejando que quede frito.
Añadimos entonces el vaso de vino en el mismo aceite donde hemos dorado las ancas. Dejamos reducir a la mitad, desglasando el fondo si fuera preciso.
A continuación incorporamos el tomate con los dientes de ajo majados (sin el germen verde). Dejamos hacer unos 10 minutos.
Reincorporamos las ancas de rana y dejamos hacer otros 10 minutos.
Se sirven bien calientes. Están de fábula.