Esta tarta es un clásico en el mundo anglosajón, casi al mismo nivel de la tarta de manzana. Hay concursos, se lleva a cumpleaños o para agasajar al anfitrión que te convida y hasta se compite en las redes sociales para ver quién tiene la mejor receta. Se trata de una base de pasta quebrada (la que no sube) rellena de una masa sabor limón, todo ello coronado por un merengue que le otorga de un gran atractivo, para que negarlo. Y ya se sabe que los postres se comen también con los ojos y esta tarta es aquella que elevas "ahs y ohs" entre los convidados, eso sin lugar a dudas. Si tenéis pensado un postre espectacular para estas Navidades, con esta tarta vais a tiro seguro.
INGREDIENTES :
Para la base y el relleno :
1 pasta de masa quebrada (comprada en el supermercado)
250 gramos de azúcar blanca granulada (la habitual)
300 ml de agua
2 limones
3 cucharadas de maizena
2 cucharada de harina
2 cucharadas de mantequilla
4 yemas de huevo (tranquilidad, las claras las utilizamos para el merengue)
Para el merengue :
4 claras (lo veis, no se desperdicia nada)
100 gramos de azúcar granulada
Un pellizco de sal
2 ó 3 gotas de zumo de limón
Para hacer estar tarta necesitamos un molde, preferiblemente de silicona y si no es posible desechable o metálico previamente engrasado con mantequilla, de unos 22 cm de diámetro y con una altura de 2 ó 3 cm.
En dicho molde, previo engrase si es necesario, colocamos la hoja de masa quebrada y la subimos por los bordes, cortando el sobrante. Reservamos.
En una cazuela a fuego medio vertemos el agua, el azúcar, el harina, la maicena, el zumo de los dos limones y la ralladura de la piel de los mismos, además de la mantequilla. Los limones son todos más o menos del mismo tamaño, pero el zumo obtenido debe ser al menos medio vaso. Si falta zumo añadís el de otro limón.
Dejamos hacer, mezclando bien y sin dejar de remover, hasta que empieza a hervir. Retiramos y reservamos hasta que se enfríe lo suficiente para no cuajar el huevo. Cuando ha templado añadimos las yemas de huevo batido, mezclamos bien y vertemos sobre la pasta quebrada. Este relleno todavía debe estar bastante caliente, así que cuidado.
Ahora vamos a montar las claras a punto de nieve. Añadimos un pellizco de sal y 2 ó 3 gotas de zumo de limón para facilitar la tarea y con las varillas o las varillas eléctricas vamos montándolas. A medio montar añadimos el azúcar poco a poco. Cuando las claras están bien firmes (al dar la vuelta al bol no caen) las podemos incorporar sobre la base, encima del relleno de limón, hasta darle una forma de cono. Ahora viene la gracia del pastel, que son esos picos dorados del merengue.
Para hacer los picos basta con usar una espátula de silicona o una cuchara de madera de manera que toquemos el merengue con la punta de los mismos para luego extraerla con rapidez. De esta forma se crearán los picos de una forma sencilla. Claro que si no los hacéis no pasa nada, el sabor no queda alterado en absoluto.
Ahora es el momento de precalentar el horno a 180 grados y hornear la tarta 15 minutos o hasta que los famosos "picos" se doran, señal de que el merengue ya está hecho.
Se saca del horno y se deja que enfríe a temperatura ambiente y además lo haga en el frigorífico, si así se precisa.
El limón y el merengue dan a esta tarta un sabor muy especial.