Un postre con el que dejaréis con la boca abierta a vuestros invitados o familiares porque tiene una presentación impactante. Además es muy fácil de hacer.
INGREDIENTES (4 personas) :
1 placa de hojaldre
4 peras de carne dura no muy grandes (pero tampoco pequeñas)
200 gramos de azúcar
100 gramos de miel
50 gramos de nueces (opcional)
4 palos de canela
1 limón
1 huevo
En primer lugar pelamos las peras sin quitarles el tallo - la gracia es que lo conserven - y las descorazonamos. Para hacer esta tarea se puede comprar un aparato que quita los corazones de manzanas, peras y otras frutas o hacerlo con paciencia con un cuchillo. Tened cuidado en no quitar todo el corazón porque entonces el tallo no se sustentaría con nada y no sería visible. Vale, es una tontería, pero es el "detalle" de este postre.
En una cazuela grande incorporamos el azúcar, la piel del limón sin la parte blanca, el zumo del mismo medio limón además de los palos de canela y la miel. Añadimos un vaso de agua tibia (200 ml) y disolvemos los endulzantes. Incorporamos las peras y añadimos un poco más de agua si esta no las cubre del todo.
Ponemos la cazuela a fuego medio y sin dejar de remover hervimos durante unos 20 minutos hasta que las peras se reblandecen. Una vez esto ocurre retiramos las peras y reservamos el almíbar, retirando la piel de limón (que se descarta) y los palos de canela (que se reservan).
Precalentamos el horno a 180 grados.
Si queremos podemos rellenar el hueco de las peras con nueces trituradas, va a gusto.
Cortamos en tiras de unos dos dedos de ancho la placa de hojaldre. Obtendremos 4 tiras, una para cada pera. Con las mismas, y haciendo una espiral, vamos enrollando las peras desde la parte ancha hasta el tallo. Si hemos puesto nueces procurad que el hojaldre tape la base.
Pintamos con huevo las cuatro peras para que queden brillantes.
Llevamos al horno y mantenemos unos 25 minutos, o hasta que estén brillantes.
Mientras se hacen las peras vamos a calentar el líquido hasta que queda un almíbar espeso - pero no demasiado -.
Sacamos las peras y las bañamos con el almíbar, sirviendo con un palo de canela al comensal, a ser posible tibia pero no frías. No me diréis que no es un postre impresionante.