Galletas bretonas


Las galletas bretonas son una variante de la sable, muy populares en Francia. Se trata de unas galletas de mantequilla - mantequilla salada - saborizadas con esencia de vainilla y que se decoran con unas íneas paralelas que son su marca distintiva pero que no aportan nada en cuanto a sabor. 

Antes de que arruguéis el ceño conviene decir que a pesar del empleo de mantequilla salada el resultado no es similar a otras preparaciones saladas como los crackers, si no dulce con un punto salado.  Contra lo que muchos creen el sabor salado no es el contrapuesto del dulce y la mayoría de masas destinadas a pastelería llevan un poco de sal precisamente para potenciar el sabor salado (la mantequilla salada no lleva en realidad una gran cantidad de sal).

INGREDIENTES :

300 gramos de harina
180 gramos de mantequilla salada (si no tenéis mantequilla salada para convertir 180 gramos de dulce en salada es preciso usar 5 gramos de sal, una cucharadita)
120 gramos de azúcar blanca granulada (la normal)
1 yema de huevo
1 cucharada de esencia de vainilla

Dejamos la mantequilla fuera del frigorífico para que se ponga a punto pomada - muy blanda - a temperatura ambiente. Si es mantequilla dulce, cuando esté blanda se añadís la cucharadita de sal y se bate bien para que se mezcle.

Vertemos en un bol la mantequilla cortada en trozos y el azúcar, batiendo bien hasta que haga espuma (si tenéis unas varillas eléctricas es el momento de usarlas).

A continuación añadimos la esencia de vainilla, mezclando bien.

Incorporamos entonces la harina bien tamizada y poco a poco, removiendo con una cuchara hasta que tengamos que usar las manos para amasar.

Formamos una bola y la llevamos al frigorífico, la parte baja que es más fría, para que coja cuerpo. Debe permancer durante una hora y media o dos horas.

Transcurrido el tiempo extraemos del frigorífico y hacemos un rulo, un cilindro, de unos 2 ó 4 cm de diámetro. A continuación cortamos secciones de medio centímetro de grosor, es decir, hacemos las galletas.

Las colocamos en un papel para hornear y las pintamos con la yema de huevo. Llevamos de vuelta al frigorífico y las mantenemos otra media hora. Al sacarlas las volvemos a pintar con la yema de huevo y con un tenedor hacemos unas rayas en su superficie (son la marca característica, pero como he dicho al principio no afectan para nada a su sabor).

Precalentamos el horno a 180 grados y horneamos entre 10 y 15 minutos, dependiendo del grosor que hayamos dado a las galletas.

Se sirven tal cual o bien acompañadas o incluso mojadas en mermelada de limón o naranja amarga.