Este dulce se conoce como Mantecado de Portillo, población de la provincia de Valladolid de donde son originales, pero también como Zapatillas Vallisoletanas, imagino que por la forma que poseen y porque mucha gente los conoce por haber visitado Valladolid donde son omnipresentes.
La magia de estos dulces es conseguir que sean crujientes por fuera pero suaves en su interior, algo que se consigue gracias al glaseado y al doble horneado al que se someten.
INGREDIENTES:
Para la masa :
400 gramos de harina
200 gramos de manteca de cerdo
100 ml de aguardiente (orujo o similar) o vino blanco seco o semi-seco, medio vaso.
1 yema de huevo (tamaño grande, XL)
Glaseado :
150 gramos de azúcar glas (impalpable)
1 clara de huevo
30 ml de Agua
1 chupito de anís (30 ml, más o menos)
Ponemos tibia la manteca en el microondas para que sea más fácil de trabajar. Batimos el huevo y lo incorporamos. A continuación vamos incorporando la harina bien tamizada y poco a poco, amasando para que se integre bien (si es necesario con las manos). Añadimos el licor o el vino y amasamos para obtener una masa homogénea (es necesario hacerlo durante 20 ó 30 minutos).
La bola de masa que obtenemos se debe dejar al menos 1 hora en el frigorífico cubierta con papel film para que se consolide.
Pasado el tiempo extraemos del frigorífico y extendemos con un rodillo sobre una superficie lisa y enharinada hasta que alcance medio centímetro de grosor, aproximadamente.
Cortamos con un vaso o si tenemos un molde ovalado no muy grande lo utilizamos (esa es la forma tradicional de este mantecado). Los recortes que queden de la masa los volvemos a juntar, aplanamos y cortamos de nuevo para no desaprovechar nada.
Precalentamos el horno a 250 grados. Depositamos los mantecados en un papel de hornear y llevamos al calor durante unos 15 minutos o hasta que se empiezan a dorar.
Mientras se hornean vamos a hacer la glasa. Para ello mezclamos los ingredientes que figuran al principio, bajo el subtítulo correspondiente.
Extraemos las galletas, las dejamos enfríar (no lo hagáis jamás recién horneadas, ni siquiera tibias) y las pintamos con la glasa, por un solo lado.
Volvemos a introducir en el horno a 100 grados durante 10 minutos. Extraemos, volvemos a dejar enfriar y pintamos de nuevo con la glasa por el lado que quedaba sin pintar. De nuevo al horno a 100 grados y listas.
Dejamos enfriar y a disfrutar.
Si vais con prisa y no podéis esperar los intervalos de horneo, podéis hornear al principio y luego mojar el mantecado entero en la glasa (con la ayuda de unas pinzas), dejándolos secar sobre una rejilla. Cuando sequen quedará con la capa externa dura pero en ese caso es preferible no emplear clar de huevo ya que puede haber problemas de higienización.
La bola de masa que obtenemos se debe dejar al menos 1 hora en el frigorífico cubierta con papel film para que se consolide.
Pasado el tiempo extraemos del frigorífico y extendemos con un rodillo sobre una superficie lisa y enharinada hasta que alcance medio centímetro de grosor, aproximadamente.
Cortamos con un vaso o si tenemos un molde ovalado no muy grande lo utilizamos (esa es la forma tradicional de este mantecado). Los recortes que queden de la masa los volvemos a juntar, aplanamos y cortamos de nuevo para no desaprovechar nada.
Precalentamos el horno a 250 grados. Depositamos los mantecados en un papel de hornear y llevamos al calor durante unos 15 minutos o hasta que se empiezan a dorar.
Mientras se hornean vamos a hacer la glasa. Para ello mezclamos los ingredientes que figuran al principio, bajo el subtítulo correspondiente.
Extraemos las galletas, las dejamos enfríar (no lo hagáis jamás recién horneadas, ni siquiera tibias) y las pintamos con la glasa, por un solo lado.
Volvemos a introducir en el horno a 100 grados durante 10 minutos. Extraemos, volvemos a dejar enfriar y pintamos de nuevo con la glasa por el lado que quedaba sin pintar. De nuevo al horno a 100 grados y listas.
Dejamos enfriar y a disfrutar.
Si vais con prisa y no podéis esperar los intervalos de horneo, podéis hornear al principio y luego mojar el mantecado entero en la glasa (con la ayuda de unas pinzas), dejándolos secar sobre una rejilla. Cuando sequen quedará con la capa externa dura pero en ese caso es preferible no emplear clar de huevo ya que puede haber problemas de higienización.