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Mona de Pascua


Mañana lunes es Lunes de Pascua y como es tradición en muchos lugares de España los padrinos y madrinas regalarán la tradicional mona a sus ahijados. Aunque en la actualidad predominan los productos de pastelería con recargados adornos de chocolate, la mona tradicional se sigue haciendo y regalando aunque de forma bastante minoritaria. La mona tradicional consiste en un roscón o trenza dulce que llevaba incorporados huevos cocidos y tal vez, por las circunstancias actuales del confinamiento, resulte más fácil de hacer que la mona recargada a la que nos hemos acostumbrado en los últimos años.

INGREDIENTES
  • Medio kilo de harina de fuerza
  • Un vaso de leche entera (125 ml)
  • 125 gramos de azúcar
  • 3 huevos
  • 2 huevos cocidos
  • 1 yema de huevo
  • Un cuarto de vaso de aceite de girasol (50 ml)
  • 25 gramos de levadura de panadería (fresca)
  • Canela en rama
  • Piel de limón

En primer lugar hervimos a fuego lento la leche con una rama de canela  y la piel de un limón (sin la parte blanca que amargaría). Retiramos del fuego y dejamos que temple, sacando los saborizantes. En ese momento añadimos el azúcar y los tres huevos batidos,  además de la levadura fresca, mezclando bien con las varillas.

A continuación incorporamos poco a poco la harina removiendo bien con una cuchara de madera. Es conveniente que tamicemos la harina antes de verterla. Se va añadiendo harina y el aceite hasta que se forma una masa elástica pero que se separa fácilmente de las paredes de la cazuela. En ese momento, aún cuando quede todavía harina por incorporar, dejamos de añadirla. En caso contrario la masa se convertiría en un "ladrillo" difícil de digerir. 

Ahora hay que dejar la masa que suba por acción de la levadura. Lo que suelo hacer es dejarla toda la noche en un sitio fresco, sin corriente de aire y cubierta por un paño de algodón, en oscuridad o semipenumbra. A la mañana siguiente habrá doblado como mínimo el tamaño (así que vigilad el tamaño del recipiente para que no desborde).

Una vez ha subido, hay que amasarla con contundencia un mínimo de media hora. a continuación algunos cocineros la dejan de nuevo que  fermente durante un par de horas, pero yo no lo suelo hacer.  Si os asusta que no quede esponjosa, hacedlo.

Alargo la masa y le doy forma de rosca grande. Cuezo los huevos duros (12 minutos) y los incrusto en la rosca cubriéndolos con un par de tiras finas de masa para que queden bien sujetos.

Precalentamos el horno a 180 grados, calor arriba y abajo. Pinto la superficie de la rosca con la yema de huevo para que quede dorada, introduzco en el horno y en principio estará hecha cuando quede subida y tostada (que no quemada !), lo cual suele tardar entre 20 y 30 minutos dependiendo del horno.

También se puede decorar con crema pastelera, fideos de colores, un glaseado o nata.

Truco : si la masa no os ha quedado demasiado esponjosa, lo mejor es cortar la rosca por la mitad para rellenarla con chocolate o cabello de ángel. Así el relleno disimulará las carencias de la masa.