Galletas Campurrianas


Hay gente que cree que "Campurrianas" es la denominación comercial de unas galletas comercializadas por Cuétara pero en realidad se trata del gentilicio de los habitantes de Campoo, comarca repartida entre el norte de Palencia y el sur de Cantabria. Por tanto galletas campurrianas serían aquellas que tienen su origen en el área. Se da la curiosa circunstancia que durante mucho tiempo el 90% de las galletas que se consumían en España procedían de la zona y aún hoy en día existen tres fabricantes, la mayoría con sede en Aguilar de Campoo (entre otras Gullón y Siro, la última de las cuales adquirió las instalaciones de Fontaneda cuando Nabisco compró la firma trasladando la producción a otros lugares).

Generaciones de españoles debemos a esta comarca desayunarnos con las famosas galletas María (creadas por Fontaneda) o darnos un festín con las galletas campurrianas que nos ocupan en este post. Las nuevas generaciones están perdiendo esta sana costumbre de manera que ahora consumimos la mitad de galletas que hace 20 años.

Las campurrianas son galletas rústicas y contundentes, de gran sabor, fáciles de hacer e ideales para acompañar el café o la leche fría. Sobre esto último he mantenido diversas discusiones. Hay gente que no concibe comer una galleta sin mojarla mientras que otros piensan que se trata de una aberración y que la galleta se debe comer seca y crujiente y, si ya se quiere, juntarla con los líquidos en la boca o el estómago. Se coma como se coma, nadie discute la calidad de las campurrianas.


INGREDIENTES :

  • 250 gramos de harina de repostería
  • 125 gramos de mantequilla sin sal
  • 125 gramos de azúcar
  • 1 huevo grande (ó 2 pequeños)
  • Una cucharadita de levadura química (tipo Royal)
  • 1 pellizco de sal

Dejamos la mantequilla fuera del frigorífico hasta que se ponga a punto de pomada. También se puede ablandar con unos pocos segundos en el microondas en posición de descongelar (vigilad este proceso porque no es conveniente que se torne líquida).

Trabajamos la mantequilla con una cuchara de madera y añadimos el azúcar y el pellizco de sal, removiendo bien. Si podéis trabajarla con las varillas eléctricas, es el momento de hacerlo. Incorporad los huevos y la levadura química.

Añadimos entonces la harina bien tamizada y cuando amasarla no sea posible con los medios disponibles (a menos que tengáis robot amasador o similar), hacedlo con las manos bien enharinadas.

Cuando tengamos una masa homogénea, hacemos bolitas del tamaño de una nuez, más o menos. Como me gusta mojar las campurrianas en la leche, las hago de forma que al hornearse se aplastan un poco pero el diámetro nunca es mayor que el del vaso de leche. Así entran sin tener que partirlas.

Depositamos las bolas sobre el papel para hornear, a una distancia de unos 10 cm entre ellas porque al hornear crecen por la parte central pero se aplastan por los lados.

Precalentamos el horno a 200 grados y horneamos durante unos 15 minutos o hasta que las veamos bien doradas.

Extraemos y dejamos enfriar, contemplando como su superficie se agrieta un poco, signo de que están bien horneadas.