Para preparar esta receta o bien tendréis que hacer de recolectores furtivos y conseguir tallos de vid en plantaciones y hacerse con matas de orégano en la montaña o conseguirlos en tiendas especializadas. El sabor que le confieren estos dos productos es muy diferente del obtenido con preparaciones más convencionales y lo recomiendo fervientemente.
INGREDIENTES (4 personas):
1 Kg de costillas de palo de cordero
Tallos de vid (sin la hoja) a ser posible frescos, suficientes para cubrir el fondo de una fuente que pueda ir al horno
1 limón
Medio vaso de aceite virgen extra de oliva
Arbustos de orégano
Sal
Pimienta
En una fuente que pueda ir al horno acomodamos los tallos de vid bien lavados de manera que cubran todo el fondo. Precalentamos el horno a 200 grados.
Separamos la mitad del aceite y lo mezclamos con pimienta y sal. Utilizamos el arbusto de orégano como brocha y con ella mojamos en la mezcla de aceite para "pintar" las costillas. De esta manera cogerán el aroma del orégano, la planta aromatizante fundamental para los griegos.
Introducimos en la fuente sobre los tallos de vid y mantenemos unos veinte minutos. Transcurrido el tiempo indicado las sacamos del horno y volvemos a pintar utilizando la brocha de orégano con una emulsión del zumo de un limón y el aceite de oliva restante. Reintroducimos en el horno otros veinte minutos - o hasta que las costillas tomen un color dorado - y se sirven inmediatamente.