Una sugerencia de menú para este domingo o cualquier otro día festivo.
Entrante
Sopa de melón con crujiente de jamón
Plato principal
Pollo a l'ast con patatas chips
Postre
Dulce Susana
Sopa de melón con crujiente de jamón ibérico
1 melón tipo piel de sapo de tamaño medio (máx 2 Kg)
1 tarrina de yogur natural sin azúcar o medio vaso (125 ml) de nata líquida para cocinar
100 gramos de jamón ibérico cortado en lonchas
1 pizca de sal (opcional)
1 tarrina de yogur natural sin azúcar o medio vaso (125 ml) de nata líquida para cocinar
100 gramos de jamón ibérico cortado en lonchas
1 pizca de sal (opcional)
Escogeremos
un melón maduro pero no excesivamente. Es importante catarlo antes de
emplearlo en la sopa pues debe tener buen sabor y ser suficientemente
dulce sin llegar a ser empalagoso. Lo cortamos en dados y lo pasamos por
la batidora con un yogur natural o bien con nata líquida. La elección
del acompañante lácteo vendrá determinado por varios factores. Si nos
gusta dar un punto ácido a la mezcla, evidentemente eligiremos el yogur;
si en cambio preferimos dar un suave toque cremoso utilizaremos la nata
líquida (ojo, siempre sin azúcar).
Si el batido resultante resulta demasiado dulce o bien el melón no tiene demasiado buen sabor podemos arreglarlo añadiendo una pizca de sal, que también serviría para evitar un contraste demasiado acusado entre el jamón y el melón.
Ahora vamos a preparar un crujiente de jamón ibérico. Recomiendo emplear jamón ibérico porque el resultado es mucho mejor que empleando jamón serrano (por el hecho de que la grasa se encuentra finamente veteada en la carne).
Si el batido resultante resulta demasiado dulce o bien el melón no tiene demasiado buen sabor podemos arreglarlo añadiendo una pizca de sal, que también serviría para evitar un contraste demasiado acusado entre el jamón y el melón.
Ahora vamos a preparar un crujiente de jamón ibérico. Recomiendo emplear jamón ibérico porque el resultado es mucho mejor que empleando jamón serrano (por el hecho de que la grasa se encuentra finamente veteada en la carne).
La manera más rápida
consiste en poner las lonchas en el microondas a media potencia
cubiertas por un plato adecuado para el horno. Las mantenemos cuatro
minutos o hasta que queden secas y crujientes. Las dejamos enfriar y
eliminamos la grasa, quebrándolas a continuación con las manos de manera
que los trozos siempre sean más pequeños que el tamaño de la cuchara.
Otra
manera de hacer crujiente de jamón consiste en poner las lonchas en el
horno a 100 grados sobre la rejilla del mismo, de manera que la grasa
escurra. Cuando esto ocurre, elevamos la temperatura 120 grados unos 12
minutos o hasta que quede bien crujiente. De nuevo dejamos enfriar
eliminando las vetas de grasa pues si las dejáramos podrían ablandar
toda la pieza.
La sopa se sirve muy, muy fría - por tanto es conveniente dejarla en la nevera un buen rato antes de servir - cubierta por el crujiente de jamón.
Otras variantes añaden a la mezcla un poco de menta o espolvorean sobre la sopa nueces o piñones.
La sopa se sirve muy, muy fría - por tanto es conveniente dejarla en la nevera un buen rato antes de servir - cubierta por el crujiente de jamón.
Otras variantes añaden a la mezcla un poco de menta o espolvorean sobre la sopa nueces o piñones.
Pollastre a l'ast (pollo asado, Cataluña)
En Cataluña es muy corriente que los
domingos las familias adquieran un "pollastre a l'ast" a modo de ágape.
De esta manera "libran" al ama de casa de las tareas culinarias, al
menos durante un día, regalándose además con un pollo cocinado de una
manera que no es posible preparar en casa. Los domingos por la mañana
las pollerías, algunas carnicerías y hasta tiendas especializadas que
sólo abren ese día, preparan sus hileras de pollos en la asadora dejando
que el delicioso aroma actúe en las narices de los transeúentes. No hay
mejor reclamo. El aroma embriagador del pollo a l'ast sólo tiene
parangón a nivel de calle con el de las castañas asadas. Se suelen
formar colas interminables y no es extraño que se vendan docenas de
pollos en unas pocas horas. Las mismas tiendas se encargan de completar
el menú. En ellas es posible adquirir las patatas chips de rigor,
croquetas caseras, canelones y hasta cava. Luego basta con comprar en la
pastelería - lo que en otros lugares de España se llama confitería - un
brazo de gitano y domingo resuelto. Un pollo a l'ast viene a costar
alrededor de 10 euros. Acompañado de una docena de canelones, cava y un
brazo de gitano el festín puede salir a cuarenta o cincuenta euros que
para una familia de cuatro todavía es mucho más económico que ir a un
restaurante y comer un menú similar. Mucha gente se pregunta por qué el
pollo a l'ast que se compra los domingos es tan bueno. Supongo que no
descubro nada nuevo diciendo que el secreto está en el modo de
cocinarlo. En las tiendas disponen de asadores verticales donde se
acomodan las hileras de pollos. Tras ellos están los fuegos, que pueden
ser eléctricos o a gas. Los pollos van ensartados en espetones que giran
de forma contínua para conseguir una perfecta cocción. No se les añade
más que sal, pimienta y algunas hierbas, regándolos de vez en cuando con
sus propios jugos de la cocción. La carne de pollo contiene poca grasa y
la que tiene se concentra prácticamente en su totalidad en la piel. Al
asarlo esa grasa funde depositándose en bandejas dispuestas para ello.
Entonces la piel se dora tomando una tonalidad muy característica del
pollo a l'ast. Por tanto, si queremos preparar un pollo a l'ast tal y
como hacen las tiendas bastaría con lavarlo, quemar los restos de pluma
que le quedaran, volver a lavarlo, rellenarlo con algunas hierbas -
provenzales o simplemente con tomillo - y salpimentarlo abundantemente.
Algunos suele echarle por encima un chorro de cognac o brandy, práctica
que desaconsejo. Luego al espetón y tras unas cuantas vueltas
tendríamos el deseado pollo asado. Como véis nada fuera de lo común.
La cosa se complica y bastante si queremos asar el pollo en casa. Puesto que los asadores de pollos a l'ast cuestan entre 2500 y 8000 euros doy por sentado que no disponéis de los mismos. Algunos hornos eléctricos disponen de una ranura donde es se puede ensartar una varilla y ésta gira de manera que es posible asar el pollo de un modo similar a los aparatos profesionales. Pero son una minoría. En general no disponemos mas que de un horno convencional así que por mucho que nos esforcemos va a ser dificil obtener un resultado similar. Pero podemos quedar muy cerca.
En primer lugar vamos a analizar las características del pollo a l'ast para tratar de imitarlas. La primera más evidente es el color dorado de la piel. Para conseguirla casi idéntica me inclino siempre por embadurnar el pollo con manteca de cerdo. Luego se espolvorea bien con sal y pimienta negra y finalmente, si os gusta el pollo a l'ast a las hierbas, los embadurnáis con hierbas provenzales. La manteca hará que las hierbas se adhieran a la piel. Prefiero emplear manteca de cerdo y no mantequilla que cambia más el gusto de la carne. Ciertamente en los asadores profesionales no se emplea ningún tipo de grasa o aceite, pero por las características de nuestros hornos domésticos nos vemos obligados a emplearlos.
El sabor tan característico del pollo se obtiene con la sal, la pimienta y sobretodo las hierbas provenzales. Las llamadas hierbas provenzales son una mezcla de diversas hierbas, generalmente tomillo (farigola en catalán), orégano, estragón, laurel, lavanda, albahaca y romero. Se suele vender en una especie de ramillete atado o bien en forma de picada. Si alguna de estas hierbas - su olor o sabor - os desagrada basta con poner al menos tomillo, que es la fragancia que más define el pollo a l'ast. Si no queréis poner hierbas por fuera, colocad el ramito o la picada de hierbas provenzales en el interior limpio del pollo. -Cuando lo hayáis hecho, cerrad la abertura con palillos. Algunos rellenan también con medio limón, pero no es necesario.
Ahora viene el delicado tema de asar la pieza. Lo mejor es colocar la pieza en vertical sobre una fuente de barro, como si el pollo estuviera sentado. Para conseguirlo, si no es estable, lo que hago en pasar un par de palillos por la punta de las alas y clavarlas en los muslos. La fuente de barro sirve para recoger los jugos que se van desprendiendo durante la cocción y con ellos regar el pollo.
Primero precalentamos el horno a 200 grados y colocamos la pieza hasta que se dore (15 a 20 minutos). Luego bajamos a 180 grados durante una hora y ya tenemos el pollo a l'ast : crujiente por fuera, tierno por dentro y muy aromático.
INGREDIENTES :
1 pollo entero eviscerado
Manteca de cerdo
Hierbas provenzales (o al menos unas ramas de tomillo)
Sal
Pimienta
1. Lavamos el pollo.
2. Eliminamos con fuego o manualmente los restos de plumas o cañones que pudieran quedar.
3. Volvemos a lavar.
4. Nos cercioramos que el interior está limpio de víscera. Lo lavamos.
5. Frotamos con manteca toda la piel del pollo.
6. Salpimentamos concienzudamente.
7. Si queremos podemos pasar el pollo por una bandeja con hierbas provenzales desmenuzadas.
8. Echamos un puñado de hierbas en el interior y cerramos con palillos.
9. Conseguimos una fuente de barro o de vidrio que pueda ir al horno y "sentamos" el pollo. Para asegurar la estabilidad clavamos las puntas de las alas en los muslos con la ayuda de mondadientes.
10. Precalentamos el horno a 200 grados y doramos durante 15-20 minutos.
11. Horneamos a 180 grados durante una hora.
Trinchar, servir y a disfrutar !
La cosa se complica y bastante si queremos asar el pollo en casa. Puesto que los asadores de pollos a l'ast cuestan entre 2500 y 8000 euros doy por sentado que no disponéis de los mismos. Algunos hornos eléctricos disponen de una ranura donde es se puede ensartar una varilla y ésta gira de manera que es posible asar el pollo de un modo similar a los aparatos profesionales. Pero son una minoría. En general no disponemos mas que de un horno convencional así que por mucho que nos esforcemos va a ser dificil obtener un resultado similar. Pero podemos quedar muy cerca.
En primer lugar vamos a analizar las características del pollo a l'ast para tratar de imitarlas. La primera más evidente es el color dorado de la piel. Para conseguirla casi idéntica me inclino siempre por embadurnar el pollo con manteca de cerdo. Luego se espolvorea bien con sal y pimienta negra y finalmente, si os gusta el pollo a l'ast a las hierbas, los embadurnáis con hierbas provenzales. La manteca hará que las hierbas se adhieran a la piel. Prefiero emplear manteca de cerdo y no mantequilla que cambia más el gusto de la carne. Ciertamente en los asadores profesionales no se emplea ningún tipo de grasa o aceite, pero por las características de nuestros hornos domésticos nos vemos obligados a emplearlos.
El sabor tan característico del pollo se obtiene con la sal, la pimienta y sobretodo las hierbas provenzales. Las llamadas hierbas provenzales son una mezcla de diversas hierbas, generalmente tomillo (farigola en catalán), orégano, estragón, laurel, lavanda, albahaca y romero. Se suele vender en una especie de ramillete atado o bien en forma de picada. Si alguna de estas hierbas - su olor o sabor - os desagrada basta con poner al menos tomillo, que es la fragancia que más define el pollo a l'ast. Si no queréis poner hierbas por fuera, colocad el ramito o la picada de hierbas provenzales en el interior limpio del pollo. -Cuando lo hayáis hecho, cerrad la abertura con palillos. Algunos rellenan también con medio limón, pero no es necesario.
Ahora viene el delicado tema de asar la pieza. Lo mejor es colocar la pieza en vertical sobre una fuente de barro, como si el pollo estuviera sentado. Para conseguirlo, si no es estable, lo que hago en pasar un par de palillos por la punta de las alas y clavarlas en los muslos. La fuente de barro sirve para recoger los jugos que se van desprendiendo durante la cocción y con ellos regar el pollo.
Primero precalentamos el horno a 200 grados y colocamos la pieza hasta que se dore (15 a 20 minutos). Luego bajamos a 180 grados durante una hora y ya tenemos el pollo a l'ast : crujiente por fuera, tierno por dentro y muy aromático.
INGREDIENTES :
1 pollo entero eviscerado
Manteca de cerdo
Hierbas provenzales (o al menos unas ramas de tomillo)
Sal
Pimienta
1. Lavamos el pollo.
2. Eliminamos con fuego o manualmente los restos de plumas o cañones que pudieran quedar.
3. Volvemos a lavar.
4. Nos cercioramos que el interior está limpio de víscera. Lo lavamos.
5. Frotamos con manteca toda la piel del pollo.
6. Salpimentamos concienzudamente.
7. Si queremos podemos pasar el pollo por una bandeja con hierbas provenzales desmenuzadas.
8. Echamos un puñado de hierbas en el interior y cerramos con palillos.
9. Conseguimos una fuente de barro o de vidrio que pueda ir al horno y "sentamos" el pollo. Para asegurar la estabilidad clavamos las puntas de las alas en los muslos con la ayuda de mondadientes.
10. Precalentamos el horno a 200 grados y doramos durante 15-20 minutos.
11. Horneamos a 180 grados durante una hora.
Trinchar, servir y a disfrutar !
Dulce Susana
Este postre era bastante popular en nuestro país hace muchos años y por
aquello de que las modas también afectan a la gastronomía ya no se
acuerda de él absolutamente nadie. He encontrado la receta en un viejo
libro de cocina de mi madre - de 1961 - y la he realizado este fin de
semana. A pesar de que dudaba del resultado, la verdad es que ha salido
bastante bien. Además es barato y fácil de realizar aunque un poco
empalagoso si no sois muy golosos.
Ni idea de por qué se llama Dulce Susana.
INGREDIENTES *
Pan de molde
Manzanas
Azúcar
Mantequilla
Mermelada de albaricoque
Vino blanco
* no es posible indicar cantidades ya que dependen del tamaño de la fuente para hornear.
En primer lugar elegimos un molde de pastel que pueda ir al horno,
preferiblemente rectangular. Lo untamos completamente con mantequilla.
Ahora vamos a quitar la corteza de las rebanadas del pan de molde,
cortándolo en dos mitades si con ello facilitamos que podamos disponerlo
en el fondo y no queden huecos libres.
Disponemos en el fondo las rebanadas de pan para formar una primera
capa. Sobre cada pedazo de pan colocamos un poco de mantequilla y
espolvoreamos con azúcar. A continuación colocamos una capa de rodajas
de manzana y sobre ellas otra capa de pan de molde a su vez cubierta con
mantequilla y azúcar. Sobre el pan extendemos mermelada de albaricoque e
iniciamos una nueva cap de pan (con mantequilla y azúcar), manzana, pan
y mermelada. Vamos disponiendo capas hasta que llegamos al borde del
molde, teniendo en cuenta que la última capa debe ser siempre de pan
cubierto con mantequilla y azúcar.
Seguidamente incorporamos con cuidado el vino blanco. El bizcocho debe
quedar mojado pero sin quedar saturado. Es decir, debemos "emborrachar"
el pan pero sin pasarnos.
Precalentamos el horno a 190 grados e introducimos el molde. El pastel
debe hornearse hasta que el vino desaparece y la parte superior queda
tostada. Para comprobar que el vino se ha evaporado basta con introducir
un palillo comprobando que sale completamente seco.
Se puede decorar como se quiera : nata, almendras en láminas, azúcar impalpable....