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Tortas de aceite (Sevilla)

Ayer por la tarde cociné una docena de tortas de aceite, una torta hojaldrada de la cual me declaro adicto. No recuerdo que jamás llegara un paquete de tortas a mi hogar porque por lo general las consumía por el camino. Este alto grado de adicción sólo tenía dos soluciones : ingresar en una clínica de desintoxicación de tortas de aceite o bien aprenderlas a cocinar. Descartada la primera opción por inexistente,  había probado muchas recetas sin éxito. Las tortas de aceite son ligeramente hojaldradas, finas como la hoja de papel y muy crujientes. Lo máximo que había obtenido hasta la fecha eran galletas sin la gracia del chasquido. Hasta ayer. Por fin di con esa receta gloriosa que me asegura provisión de tortas de aceite aunque los comercios hicieran huelga indefinida. Difrutadla vosotros también.

INGREDIENTES (aproximadamente media docena de tortas de aceite) :

250 gramos de harina para hacer pan (llamada de fuerza)
Medio vaso (alrededor de 100 ml) de aceite virgen extra de oliva
Medio vaso de agua (100ml)
Media cucharadita de sal
Una cucharadita de granos de anís
100 gramos de azúcar
1 sobre de levadura de panadero rápida*
Un huevo

*Siempre había utilizado levadura fresca de manera que tenía que dejar descansar la masa para que subiera. Con esta levadura nunca conseguía los resultados óptimos para la torta de aceite. La levadura rápida de panadero de la marca VAHINÉ ha sido la única que me ha dado el resultado hojaldrado que buscaba. Se vende en una cajita con cuatro sobrecitos.

En un bol mezclamos la harina con el vaso de aceite, el de agua, la sal, los granos de anís y la mitad (50 gramos) del azúcar además de la levadura. Mezclamos y amasamos bien - recomiendo veinte minutos - hasta que queda bien homogénea.
Disponemos la masa sobre una superficie limpia y seca para aplanarla con el rodillo. Con la ayuda de algún molde de cortar, cuenco o lo que sea, hacemos obleas de unos diez centímetros de diámetro. Los recortes que queden los podemos amasar en bolas y hacer una nueva oblea simplemente pasándola por el rodillo. Separamos las obleas y las colocamos en una bandeja que pueda ir al horno sobre un papel que impida que se peguen. Las pintamos con el huevo para que queden doradas y las espolvoreamos con el azúcar restante.

Precalentamos el horno a 220 gramos y las mantenemos en él durante 15 minutos o hasta que se muestran doradas. Como son tan delgadas, conviene vigilarlas constantemente para evitar que se quemen (ya sabéis, cada horno es un mundo...)

Quedan casi igual que las tortas que se venden en los comercios y están de muerte, como siempre.