Aunque pueda parecer una tontería no todas las personas organizan adecuadamente el frigorífico de su hogar. Ello da lugar a que los alimentos duren menos de lo que debieran, entre otros problemas. He aquí algunos consejos que os pueden ser útiles.
En primer lugar el frigorífico cuenta con un termostato que permite una regulación de la temperatura. La temperatura la deberemos regular a la baja durante el mes de verano y al alza en invierno. Si aparece escarcha en algún alimento, sobretodo las verduras, rápidamente subiremos la temperatura sin que deje de estar en el rango "frío", evidentemente. También deberemos bajar la temperatura si está muy lleno.
El aire frío pesa más y por tanto en la parte baja de la nevera deberemos guardar los productos más perecederos (fruta, verdura, carne y pescado). Otra parte que también está muy fría es el fondo de la nevera, por lo que allí guardaremos otros productos perecederos o sensibles a la temperatura (la leche, el queso fresco, la nata ... por ejemplo).
La parte alta y media es la de temperatura más constante. En ella almacenaremos los huevos, la mantequilla, los quesos para untar, las conservas y otros productos abiertos y que se deben consumir en menos de 24/48 horas etc.
Aunque la mayoría de las neveras disponen de un espacio destinado a almacenar los huevos, mi recomendación es siempre guardarlos en la huevera original. Suele ser hermética mientras que la huevera de la nevera no lo es y ello evita que los huevos adquieran olores extraños (los huevos son muy porosos y se contaminan fácilmente con olores ajenos).
Si vuestro frigorífico dispone de cajones específicos para guardar las frutas y las verduras, utilizadlos. Los frigoríficos de calidad incluso disponen de cajones separados para frutas y verduras. No es un capricho. El cajón de la verdura es más húmedo que el de la fruta para evitar que se reseque. Es mejor conservar la verdura en su embalaje original o en una bolsa de plástico un poco abierta - o con un nudo suelto -. La fruta también se debe conservar en bolsas de plástico un poco abiertas excepto los cítricos que es mejor conservarlos en bolsas de rejilla.
No debéis lavar ningún alimento que vaya al frigorífico. Eso es válido para los huevos, las frutas, las verduras, la carne etc. Al lavarlos estáis favoreciendo la proliferación de bacterias, así que no lo hagáis.
Algunos alimentos no necesitan frío para su conservación. Fijaos de que estante los recogéis en el supermercado y si este no está refrigerado podéis dejarlo fuera de la nevera EXCEPTO EN EL CASO DE LOS HUEVOS. Si bien en España los huevos se venden sin refrigeración fuera de la nevera envejecen mucho más rápido. De hecho en Francia no los veréis jamás en los supermercados sin refrigeración.
El yogur se puede almacenar fuera de la nevera pero sólo si están sin abrir y se trata de yogur puro. Si contiene algunas substáncia láctea - leche en polvo, nata o similar - no se puede dejar fuera. Si el envase indica "fermento lácteo" y no "yogur", tampoco se puede dejar fuera.
Las patatas, las cebollas secas, los ajos y los plátanos es mejor dejarlos fuera. Si queréis meter los plátanos dentro de la nevera para alargar su tiempo de conservación lo mejor es envolverlos uno a uno en papel de periódico o de lo contrario se ennegrecerán rápidamente.
La puerta del frigorífico es la parte menos fría del mismo. Allí podéis colocar los zumos, las salsas, los alimentos en vinagre o salmuera y en general aquellos productos que aunque estén abiertos contienen suficientes conservantes para garantizar que no se estropearán.
Todos los alimentos es conveniente que los coloquéis con la etiqueta donde se muestra la caducidad mirando hacia la puerta, así los tendréis controlados. Los alimentos más cercanos a la puerta serán aquellos que utilicéis más habitualmente, y los del fondo, los que menos.
Si os sobra comida y la guardáis en la nevera emplead siempre contenedores de plástico con tapa hermética. Cuando los vayáis a consumir - y siempre en un plazo no superior a las 48 horas - hervid el alimento al fuego, no los calentéis simplemente con el microondas. Si el alimento no dispone de agua, consumidlo en menos de 24 horas.
Si alguna fruta, verdura u otro producto se estropea eliminadla de inmediato porque podría contaminar el resto. Algunos hongos generan esporas que pueden llegar no sólo a productos de su mismo tipo, sino a cualquier alimento de su vecindad.
Limpiad a menudo los estantes de la nevera. De esta manera eliminaréis posibles bacterias y hongos. Pero no utilicéis productos químicos fuertes porque podrían impregnar a los alimentos. Lo mejor es emplear una gamuza mojada en agua con bicarbonato sódico. El bicarbonato elimina los olores dejando un aroma neutro, que es lo que interesa.
Otro día os explico la manera de organizar el congelador.