Esta receta me emociona especialmente porque la preparaba mi abuela que a su vez la había conocido de unos judios austriacos que se habían refugiado en Barcelona durante los terribles años del Holocausto nazi y para los cuales hacía tareas domésticas. Mi abuela materna era una mujer muy especial que tenía pocas recetas pero las bordaba. Recuerdo las croquetas, las rosquillas de anís, las empanadillas, el arroz mixto, los canelones entre otras muchas. Creo que mi afición por cocinar deriva de la búsqueda de los sabores que mi abuela conseguía. Aún hoy en día cuando preparo una comida siento una profunda decepción cuando no se parece a la que ella preparaba. Puede estar bueno, puede estar excelente, pero si no se parece a la original me fastidia profundamente.
No se cuál es el origen del bistec ruso pero intuyo que procede de Rusia y podría tener relación con el steak tartar que consumían los tártaros, un picado de carne muy especiado que se comía evidentemente crudo. De alguna manera llegó a Alemania y allí se empezó a freir para luego pasar a Estados Unidos donde se convertiría, muy modificada, en la hamburguesa que todos conocemos (hamburguesa por ser llevada por emigrantes alemanes de esa ciudad). En resumen, que el steak tartar habría dado origen a la hamburguesa americana, al bistec ruso y a diversas variantes que aún se consumen en Alemania.
INGREDIENTES :
400 gramos de carne de ternera o cerdo picada
1 huevo
2 ajos
perejil
pan rallado
sal
pimienta negra molida
harina de trigo
aceite virgen de oliva
leche (opcional)
En un bol mezclamos contundentemente la carne picada con los ajos y el perejil muy picados. Batimos el huevo y lo incorporamos con un puñado de pan rallado, la sal y la pimienta. Trabajamos la mezcla hasta dejarla lo más homogénea posible. Si percibimos que queda muy seca añadimos un poco de leche. Con la mano agarramos una bola de masa, la estrellamos contra el marmol de la cocina y la aplanamos. Generalmente la altura es de 1 cm y se hace algo mayor que una hamburguesa "tradicional".
Enharinamos los bistecs resultantes y freímos en abundante aceite virgen de oliva. Si han quedado un poco crudos en el interior pero exteriormente empiezan a ennegrecer es preferible sacar de la sartén y terminar la preparación en el horno, unos 180º durante 15 minutos aproximadamente.
Se sirve acompañado de verduras, arroz al vapor etc.