Este plato apenas requiere unos minutos de preparación, sobre todo si empleamos garbanzos ya cocidos. Con la ayuda del vino blanco el garbanzo adquiere un sabor muy peculiar.
Cortamos la cebolla en trozos muy pequeños y la ponemos a freir en una sartén con cuatro cucharadas de aceite virgen de oliva. Pelamos los tomates y les quitamos las semillas. Los cortamos en trozos pequeños y los echamos en la sartén para evitar que se queme la cebolla. Echamos un pellizco de sal.
Una vez el sofrito ha cogido textura echamos los garbanzos y un poco de orégano. Cuando se empiezan a tostar ligeramente añadimos el vaso de vino blanco, removemos y dejamos a fuego lento que se vaya evaporando.
El sabor del garbanzo frito-hervido con el vino blanco es realmente muy especial, casi se diría que “picante”.
INGREDIENTES :
400 gramos de garbanzos cocidos
2 tomates maduros
1 vaso de vino blanco
1 cebolla pequeña
orégano
sal
aceite de oliva
400 gramos de garbanzos cocidos
2 tomates maduros
1 vaso de vino blanco
1 cebolla pequeña
orégano
sal
aceite de oliva
Cortamos la cebolla en trozos muy pequeños y la ponemos a freir en una sartén con cuatro cucharadas de aceite virgen de oliva. Pelamos los tomates y les quitamos las semillas. Los cortamos en trozos pequeños y los echamos en la sartén para evitar que se queme la cebolla. Echamos un pellizco de sal.
Una vez el sofrito ha cogido textura echamos los garbanzos y un poco de orégano. Cuando se empiezan a tostar ligeramente añadimos el vaso de vino blanco, removemos y dejamos a fuego lento que se vaya evaporando.
El sabor del garbanzo frito-hervido con el vino blanco es realmente muy especial, casi se diría que “picante”.