Una forma de "animar" las costillas de cerdo, y en general cualquier carne, es cocinarlas son salsa blackwell, una receta muy popular en Inglaterra y además fácil de hacer.
INGREDIENTES (4 personas) :
Chuletas de cerdo (2 por comensal), es decir, 8
Un vaso de caldo de carne o pollo
2 cucharadas de nata para cocinar
2 cucharaditas de salsa Worcestershire
3 pepinillos grandes en vinagre
Mantequilla
Sal
Pimienta
Perejil picado
En una sartén que podáis tapar o cazuela derretimos un par de cucharadas de mantequilla y en ella freímos las chuletas salpimentadas hasta que se doran ligeramente por ambos lados (podéis utilizar aceite virgen extra de oliva, pero entonces deberéis añadir una cucharada de mantequilla al caldo para que ligue la salsa).
Cuando las chuletas están doradas, agregamos la salsa worcestershire y el caldo de carne. Cubrimos la cazuela y dejamos hacer a fuego lento hasta que la carne no sangre. De vez en cuando levantáis la tapa y retiráis las manchas de sangre coagulada (siento ser tan gráfico pero no veo otra manera de explicarlo) para evitar que la salsa adquiera un aspecto "feo".
Mientras la carne se hace hacemos una mezcla con los pepinillos muy picados - y si no podéis picarlos tan finos, los ralláis - y la nata. Hay gente a la que le gusta poner trozos grandes de pepinillos, pero a mi parecer entonces se convierten en "tropezones" de la salsa y no aportan el sabor avinagrado tan característico de la salsa. Pero a gustos, no hay nada escrito.
Cuando veáis que la carne está hecha introducís la mezcla de pepinillos y nata, dejáis 5 minutos - sin que el caldo hierva - y rectificáis de sal y pimienta. Se sirve muy caliente con una buena ración de salsa y generalmente con una guarnición de patatas fritas o cocidas, arroz cocido o ensalada.