Tarta vasca de queso

La tarta de queso vasca es una de las más simples y mejores que se pueden hacer. No necesita ni base de galletas trituradas, ni mermeladas, ni saborizantes. Es queso, nata, huevos y un horneado sin prisas. Por no necesitar no necesita siquiera batir demasiado la masa antes de hornear.

INGREDIENTES 

  • 500 gramos de queso crema (tipo Filadelfia)
  • 250 ml de nata líquida para montar (35 o mejor 38% de MG)
  • 170 gramos de azúcar granulado blanco (el normal)
  • 3 huevos XL
  • 1 cucharada de maicena

Primero batimos el queso con las varillas para que quede homogéneo.

Añadimos entonces el azúcar y batimos bien para que se disuelva.

Una vez se ha disuelto el azúcar vamos añadiendo los huevos uno a uno, no incorporando el siguiente hasta que el anterior no ha quedado bien integrado.

Por último añadimos la nata y la cucharada de maicena, batiendo de nuevo hasta que queda una masa homogénea.

Para hornear la tarta debemos emplear un molde de 22 cm de base removible, ya que no es posible desmoldar la tarta por su relativa fragilidad.

Cubrimos el interior del molde con papel de hornear, que quede bien pegado a las paredes, y a continuación vertemos la masa. Al hornearla subirá pero como no cuenta con levadura, volverá a bajar en cuanto se enfríe. Esto a veces provoca que el centro de la tarta quede más baja que los bordes.

Precalentamos el horno a 200 grados e introducimos la tarta durante 45 minutos. Si vemos que la superficie está oscureciéndose demasiado, la cubrimos con papel de aluminio.

Una vez transcurrido el tiempo apagamos el horno y dejamos la puerta un poco entreabierta. Debemos hacer que la tarta se enfríe en el interior del horno, no menos de 4 horas.

Una vez fría se extrae y lleva al frigorífico donde deberá permanecer 24 horas, no solo para que se consolide si no para tome un mejor sabor.

Se sirve tal cual, sin nata montada u otra decoración. Y sabe a gloria.