Esta es una receta muy sencilla que se prepara en mucho menos de media hora. Contrastaremos el picante de la cigala colocándola sobre una cama dulce de cebollas.
INGREDIENTES :
- Cigalas (5 ó 6 medianas/grandes por comensal)
- 2 ó 3 cebollas (para un kilo de cigalas) de tipo morada o bien fresca
- 1 guindilla picante (ají, chile o como la llaméis habitualmente)
- 1 vaso de vino blanco
- 1 cucharada de azúcar moreno
- Sal
- Aceite virgen extra de oliva
En primer lugar cortamos las cebollas en juliana - a "lo largo", vamos - y las pochamos a fuego lento en aceite virgen extra de oliva. Cuando están vencidas incorporamos la cucharada de azúcar moreno y el vaso de vino blanco. Dejamos a fuego muy lento, removiendo de vez en cuando, hasta que el vino se evapora.
En una sartén grande incorporamos un chorro de aceite de oliva y la guindilla, ya sea abierta o picada según como queráis que sea más fuerte o menos. Dáis un par de vueltas y rápidamente incorporáis las cigalas removiendo de vez en cuando pero con cuidado que no se separen las pinzas del cuerpo. Con dos o tres minutos es más que suficiente.
Para servir se dispone una capa de cebolla caramelizada y encima se colocan las cigalas, aunque también es posible cocinar cebollas y cigalas conjuntamente un par de minutos.
La gracia de esta receta es el contraste entre el picante y el dulce. En mi opinión es una receta muy sencilla que deja muy bien al anfitrión, evidentemente si los comensales no muestran reticencia a comer con las manos, tal y como debe hacerse. De otro modo el picante no de degustaría de igual modo.