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Bredele


La palabra, en dialecto alsaciano, significa "Pastelillos de Navidad" y son muy características de esta región ahora dentro de Francia pero que en el pasado estuvo integrada en la cultura germánica.  Los bredele pertenecen a esa legión de galletas que por estas fechas se hornean a mansalva en toda Europa, desde Rusia hasta Francia. 

El dialecto alsaciano está muy relacionado con el hablado en el estado federal alemán de Baden-Wurtenberg y a menudo suena casi ininteligible para el hablante de alemán estandard.  Al igual que ocurrió con el italiano que tras la unificación eligió el dialecto florentino como el oficial de la nación, en Alemania el patrón lo establece el alto alemán, el cual difiere bastante del que se habla en el sur. En el sur el idioma habitual sigue siendo el bajo alemán mientras que en el resto de Alemania los dialectos prácticamente han desaparecido. De hecho los suizo germanoparlantes cuando hablan con un alemán del norte deben abandonar su dialecto para poder ser entendidos. No estoy hablando de las diferencias en pronunciación que tiene un andaluz en comparación con un zamorano, si no de una serie importante de palabras que ni se parecen.

Hay diferentes tipos de bredele, siendo los más comunes los de almendra, jengibre y mantequilla. En la actualidad se realizan a lo largo del todo el año pero la producción se intensifica por estas fechas ya que es costumbre regalarlas y ofrecerlas a las visitas durante el Adviento.

Vamos a hacer unas pequeñas galletas de almendra y mantequilla. Con la cantidad de ingredientes indicada podemos obtener unas cuatro docenas.

INGREDIENTES :

  • 250 gramos de azúcar glass (impalpable)
  • 250 gramos de harina de fuerza
  • 125 gramos de harina de almendras
  • 125 gramos de mantequilla sin sal
  • 1 huevo + 1 yema (para que se doren las galletas)
  • 1 cucharadita de kirsch*
  • Media cucharadita de canela en polvo

* El kirsch es un licor que se obtiene de las cerezas ácidas muy popular en toda Europa. Se puede sustituir por otro licor que tengáis a mano como anís, orujo etc.

Mezclamos el azúcar glass, la mantequilla pomada (unos segundos en el microondas), la harina de almendras, el huevo y los saborizantes, esto es, la canela molida y el licor.

Mezclamos bien y una vez tenemos una pasta homogénea vamos añadiendo poco a poco la harina tamizada, integrándola en la masa.

Amasamos brevemente y hacemos una bola compacta que inmediatamente llevamos al frigorífico, en la parte alta menos fría.

Precalentamos el horno a 180 grados.

Extraemos la masa del frigorífico y la aplanamos con un rodillo hasta obtener una lámina de medio centímetro de altura.

Con un molde de galletas o un vaso pequeño invertido vamos cortando las galletas.

Las depositamos sobre un papel de hornear e introducimos en el horno. Se hacen muy rápido, de manera que con 6 ó 8 minutos debería ser suficiente. Vigilad que cuando los bordes empiezan a oscurecerse bastante ya están horneadas.

Se dejan enfriar y listas para comer. Una auténtica delicia.