No se entenderían estas fechas sin los panes o galletas que se confeccionan con jengibre aunque en realidad el sabor dominante lo proporciona la miel. Hay infinitas recetas. Cada tahona y ciudad tiene la suya y además la guarda con celo. Se puede encontrar con formato de bizcocho, pan o galletas, como en la receta que se presentará a continuación.
El pan de jengibre es un bizcocho plano elaborado con harina de centeno o trigo, miel, frutos secos y todo tipo de especias como canela, clavo, nuez moscada, pimienta de Jamaica, jengibre, cilantro y cardamomo.
Cabe mencionar en particular la larga vida útil del pan de jengibre. Se puede almacenar en frascos de vidrio o latas metálicas aguantando bastante tiempo sin deteriorarse. El pan de jengibre más famoso, documentado desde la Edad Media, se produce en Nuremberg que, como no, lo tiene protegido como denominación de origen.
INGREDIENTES
- 500 g de harina de centeno o trigo*
- 250 gramos de miel
- 100 g de azúcar
- 50 g de mantequilla sin sal
- 2 huevos + 1 yema
- Mezcla de especias (1 cucharadita de jengibre rallado, 1 cucharada de canela, y pellizcos de nuez moscada, cardamomo y pimienta)**
- 1 cucharadita de bicarbonato de sodio
* La harina de centeno hará una galleta más densa y oscura. Los alemanes hacen las galletas indistintamente con harina de trigo o centeno
** La mezcla de especias es muy sui-generis ya que cada cual hace la que le agrada. Lo único que no falta nunca es el jengibre. El resto depende de cada uno. Si sois conservadores, emplead solo canela y cardamomo. Si os resulta interesante un sabor algo más exótico, utilizad además pimienta y nuez moscada.
En primer lugar calentamos una cazuela con agua hasta que entre en ebullición. Retiramos del fuego e introducimos el frasco de la miel, siempre que sea de cristal, para que se licúe. Si el tarro no es cristal podemos poner en un lugar cálido antes de usarla.
Mezclamos los ingredientes secos (harina, azúcar, especias y el bicarbonato) en un bol. Añadimos la mantequilla a punto pomada.
En otro bol mezclamos los dos huevos con la miel y un par de cucharadas de agua. Vertemos sobre la harina la mezcla de miel y huevos y mezclamos bien. Lo mejor es dejar reposar la masa al menos 5 horas o incluso mejor, toda la noche. Al llevar huevo debe colocarse en el frigorífico, en la parte alta que es la menos fría.
Al día siguiente extendemos la masa con la ayuda de un rodillo sobre una superficie plana enharinada. Debe quedar una placa de unos 3 ó 4 mm de grosor.
Con la ayuda de un molde para galletas o simplimente un vaso invertido, cortamos las galletas que vamos disponiendo sobre un papel de hornear.
Como no sube demasiado se pueden colocar relativamente cerca las unas de las otras. Pintamos las galletas con la yema de huevo.
Precalentamos el horno a 180 grados y con unos 10 minutos debería ser suficiente. Eso sí, debemos vigilar constantemente porque se queman con facilidad.
Si vemos que los bordes se están tostando será indicativo que ya están hechas. Se dejan enfriar y listas para comer, aunque algunos prefieren guardarlas en recipientes cerrados para dejarlas reposar unos días porque aseguran que se vuelven más sabrosas.
A menudo las galletas de jengibre muy decoradas, debido a su larga durabilidad, se emplean a modo de decoración navideña en árboles o colocadas en diversos lugares de la casa. El pan de jengibre también se emplea para construir casas comestibles que igualmente sirven de decoración. Si el pan de jengibre se emplea a modo de decoración raramente se consume tras el paso de las fiestas por muy bien conservado que esté, por aquello de no comerse el polvo que pudiera haber acumulado durante los días de exposición.