Con el carnaval a la vuelta de la esquina es buen momento de recordar algunas recetas típicas de estas fechas. Las filloas gallegas son parecidas a las crepes bretonas, aunque no son exactamente iguales. Mientras que las crepes se hacen con leche y mantequilla, las filloas pueden emplear leche, agua, caldo o incluso sangre.
Las filloas se comen durante todo el año pero es tras la matanza del cerdo y en Carnaval cuando son más tradicionales. Las hay saladas y dulces aunque en los últimos años, probablemente por influencia de las crepes bretonas, las dulces se van imponiendo.
INGREDIENTES :
Medio litro de leche
5 huevos
Harina blanca de trigo
Tocino
Miel
En primer lugar se baten los huevos y se les añade la leche. Cuando están bien mezclados se añade la harina bien tamizada para que no se formen grumos y muy poco a poco, removiendo continuamente con unas varillas.
Se deja de añadir harina cuando la mezcla toma la consistencia de unas natillas.
Ahora colocamos sobre el fuego fuerte una sartén antiadherente y lo más grande posible. Cuando está bien caliente pasamos el tocino para que la grasa impregne la superficie. Retiramos y con un cazo de los que se emplean para servir sopa vertemos una cantidad en el centro de la sartén. Hacemos un movimiento circular para que la masa ocupe toda la superficie y así obtener una lámina muy fina - cuanto más fina sea la filloa, mejor - que cuajará rápidamente. Cuando los bordes empiecen a oscurecer, le damos la vuelta y en unos 20 segundos estará lista.
Para hacer la siguiente filloa hacemos lo mismo, volviendo a embadurnar con tocino la superficie.
Lo tradicional es comerlar untando un poco de miel en el centro y enrrollándolas como si fueran un puro.