De nuevo esto va dirigido a aquellos dispuestos a iniciar una comida navideña con un plato de pasta.
La calamarata no es una pasta muy conocida en nuestro país pero muy popular en Italia, principalmente en la región de Campania cuya capital es la ciudad de Nápoles. Si el nombre os suena a "calamar" estáis en lo correcto. De hecho se crearon precisamente para imitar los aros en que se suele cortar el cuerpo de este molusco cefalópodo para degustarlo. El uso que se da de la calamarata es casi siempre en recetas de pescado acompañando auténticas rodajas de calamar u otros tipos de pescado y marisco. A veces se sirve cocido con alguna salsa con sabor a pescado e incluso se tiñe con tinta de calamar, sin que realmente haya nada de pescado en el plato, es decir, imitando el sabor.
La receta más habitual que se realiza en Nápoles combina calamar auténtico con calamarata, constituyendo un plato contundente y muy gustoso, además de fácil de hacer si optáis por comprar las anillas congeladas y ya cortadas.
Por cierto, tal y como se ha explicado, esta receta es italiana pero no así los populares Calamares a la Romana. No los vayáis a pedir en Italia - ni en Roma - porque os mirarán raro. Es una de esas atribuciones geográficas que se hacen a veces a las recetas pero que no corresponden con ninguna realidad, ni histórica ni actual.
INGREDIENTES (4/6 personas) :
- 400 gramos de Calamarata
- 400 gramos de anilla de calamar (600 gramos si son calamares frescos)
- 400 gramos de tomates cherry
- 1 vaso (200 ml) de salsa de tomate triturada
- 1 guindilla roja picante
- 1 diente de ajo
- Medio vaso de vino blanco
- Sal
- Pimienta negra
- 3 cucharadas de perejil picado
- Aceite virgen extra de oliva
En primer lugar vamos a picar la guindilla retirando las semillas si no queréis un resultado demasiado picante. Incorporamos a una sartén honda con un buen chorro de aceite virgen extra de oliva.
Pelamos el diente de ajo y lo llevamos también a la sartén para que se dore.
Si tenemos aros de calamar congelados los descongelamos previamente en el frigorífico y los vertemos en la sartén - con cuidado que no nos salte aceite caliente - para que se doren con la guindilla y el diente de ajo. Si tenemos calamares frescos los lavamos, pelamos, retiramos el hueso interno y el pico, y luego los cortamos en rodajas anchas. También picamos los tentáculos, los cuales se suelen incluir en la receta. Los incorporaríamos, de la misma forma que habíamos hecho con los congelados, en la sartén para que se doren.
Cuando el calamar está dorado añadimos el medio vaso de vino y dejamos hacer hasta que se evapora del todo. Retiramos el diente de ajo.
Lavamos y cortamos los tomates cherry en dos mitades. Añadimos a la sartén junto a la salsa de tomate, a fuego medio.
Hervimos la pasta calamarata según las indicaciones del fabricante para que quede al dente. Cuando la pasta está hecha la escurrimos - reservando al menos un vaso del agua de cocción - y la incorporamos a la sartén, mezclando bien. Añadimo el vaso de agua de cocción de la pasta y dejamos hacer hasta que queda una salsa algo menos espesa que la salsa de tomate.
Salpimentamos al gusto y espolvoreamos el perejil picado por encima.
Se sirve bien caliente. Seguro que los comensales se quedarán impresionados por el contraste entre la pasta y el calamar.
No se suele espolvorear queso en este tipo de preparaciones. En algunos casos se suele preferir hervir la pasta en agua con un cubito de pescado pero tened cuidado porque suelen incorporar mucha sal.
La calamarata se puede encontrar en comercios especializados en comida italiana y en grandes superficies, aunque en ocasiones se la titula como "aros", "ruedas de pasta" o similar.