Mont Blanc - Montebianco


El origen de este magnífico postre es controvertido. Los italianos lo llaman Montebianco y aseguran que se consumía en la península itálica ya en el siglo XV. Los franceses, que lo llaman siempre Mont Blanc, indican que es una especialidad francesa originaria de Saboya o como mucho admiten que se originó en algún territorio italiano cedido a Francia tras la reunificación. Es decir, que como temprano se creo el siglo XIX.

El postre es una representanción del Mont Blanc, la montaña más alta de los Alpes con una altura que rebasa los 4800 mts...la posesión de la cual también se discute entre ambos países.

La mole de la montaña se la han divido sin problemas, pero con la cumbre ya es otra cosa. Para los mapas franceses hay dos versiones. En algunos la cumbre es francesa y en otros, como mucho, se comparte con Italia. 

Para los italianos no hay discusión alguna, la cumbre es italiana y punto. La disputa está lejos de solventarse, aunque como dicen los suizos con sorna, solo desde Ginebra la cumbre se ve en todo su esplendor. Y la verdad es que mucha gente cree que la montaña está en Suiza.

Claro que tener dentro del territorio nacional el techo de Europa Occidental es cosa seria. Es como tener el Paraíso donde viven los Ponis con largas crines que puedes peinar o la Pradera donde se encuentra el Final del Arcoiris. De ahí la falta de entendimiento entre ambos países.

El Montblanc visto desde la orilla del lago Leman en la ciudad de Ginebra (cuando hace sol, claro, cuando está nublado, que es a menudo, ni te enteras que está ahí)

El Montebianco se compone en realidad de tres dulces. Cada uno de ellos contiene al anterior. El corazón de la "montaña" es un merengue. Luego viene una capa de nata y finalmente los espectaculares fideos que no son más que paté de castañas pasados a través de una boquilla especial de la manga pastelera.

INGREDIENTES (4 personas) :

Para los merengues

  • 4 claras de huevo
  • 250 gramos de azúcar glass (impalpable)

Para la capa de nata montada 

  • 300 ml de nata líquida para montar (35-38% MG)
  • 30 gramos de azúcar glass (impalpable)

Para los fideos de castaña

  • 150 gramos de castañas
  • 150 gramos de azúcar
  • 50 ml de nata líquida (se puede usar la misma que se emplea para la segunda capa)


En primer lugar vamos a hacer los merengues que son del tipo blando, también llamados italianos.

Recomiendo que utilicéis claras de huevo pasteurizadas que son fáciles de encontrar en cualquier supermercado. Hay dos razones para ello : 1) están libres de cualquier tipo de bacteria o contaminante y 2) no contiene trazas de yema que dificultan montar las claras.

En un bol vertéis las claras con un pellizco muy pequeño de sal y un par de gotas de zumo de limón. A mano, nunca con la batidora, montar las claras a la mayor velocidad que os permita el brazo.

Cuando las claras estén firmes, NUNCA ANTES, añadir el azúcar glass y batir para que mezcle. Hacedlo suavemente porque un exceso de batido una vez ya se ha alcanzado la firmeza puede bajar la masa (perder aire).

Cargáis con la mezcla una manga pastelera y depositáis pequeñas cantidades sobre un papel de hornear, del tamaño de una galleta más o menos.

Lleváis los merengues al horno FRÍO (NADA DE PRECALENTAR) y colocáis la temperatura a 130 grados durante una hora.

Y, aunque os parezca mentira, cuando abráis la puerta del horno ya estarán ahí unos magníficos merengues SIEMPRE Y CUANDO no se os ocurra abrir la puerta del horno antes de tiempo, porque se aplastarían. Y tampoco se os ocurra guardarlos en la nevera hasta el momento de realizar el Montebianco PORQUE NO NECESITAN REFRIGERACIÓN. Es más, si los metéis en el frigorífico se estropearían. Dejamos a un lado de la cocina hasta nuevo aviso.

Es el momento de hacer la nata montada.

Para ello media hora antes de realizarla metemos la nata en el congelador. De esta manera será mucho más fácil montarla. Transcurrida la media hora la extraemos y la batimos hasta que queda montada. A medio hacer añadimos el azúcar impalpalble.

Llenamos unos moldes semiesféricos con la nata montada. Si no tenéis, podéis emplear una taza invertida. Claváis en el centro los merengues que hemos hecho al principio y directos, ahora sí, a la nevera. Deberán estar allí al menos 1 hora.

Ahora vamos a hacer los fideos de castaña.

Pelamos las castañas y sin quitarles la piel interna las hervimos en agua hasta que estén blandas. Suele tardar entre media hora y una hora, dependiendo del tamaño del fruto.

Cuando estén blandas las dejamos enfriar un poco pero antes de que se enfríen del todo retiramos la piel externa.

En un procesador introducimos las castañas, el azúcar glass y la nata líquida (puede ser también una batido o un brazo). Se formará una pasta bastante maleable pero aún así bastante sólida.

Es el momento de sacar el molde de la nevera con la nata y el merengue.

Desmoldamos sobre un plato.

Introducimos la pasta de castañas en una manga pastelera con  boquilla que haga fideos. Cubirmos la "montaña" de nata y merengue  con fideos hasta cubrirla en su totalidad. Si se sirve el Montebianco en invierno podéis coronarlo con un poco de nata montada.

Al hincarle la cuchara sabréis la razón del por qué es tan popular en toda Europa y hasta el Japón.