Kaiserschmarrn, La Crepe del Emperador

Es complicado traducir el nombre de este postre de forma literal ya que de hacerlo sería "La basura del Emperador". Es preferible hablar de la Crepe del Emperador que queda mucho más elegante. El nombre auténtico, por muy escatológico que nos parezca, tiene una explicación (que por cierto, antes de que os astilléis la lengua se pronuncia como "kaiser-exmarn").

Parece ser que el cocinero de la corte    austríaca ofreció el plato a la emperatriz Sissi (la misma de las edulcoradas películas protagonizadas por Romy Schneider) y ésta lo rechazó alegando que tenía aspecto de    "basura". El emperador, a la vista del rechazo, lo quiso probar y le encantó, con lo que a partir de ese momento pasó a llamarse coloquialmente en las cocinas de palacio como "la basura del emperador". Parece ser que el aspecto que tomó la crepe fue debido a un error de manipulación de la misma, sin que existiera intencionalidad creativa al respecto. Esto, como podéis imaginar, es más una leyenda que probable realidad pero la consigno para dar una explicación plausible al nombre. Dudo mucho que nadie se hubiera atrevido en aquella época a dar tal nombre a una receta. Y menos estando a servicio del Emperador.

En efecto esta receta es originalmente austriaca pero también muy popular en Baviera y otras zonas del sur de Alemania, además de en Hungría por las lógicas conexiones históricas con Austria.

Básicamente se trata de hacer un crepe o panqueque para luego romperlo. Así de simple.

INGREDIENTES (4 personas)

  • 100 gramos de harina
  • 100 ml de leche
  • 100 gramos de mantequilla sin sal
  • 3 huevos
  • 1 cucharadita de azúcar
  • Media cucharadita de extracto de vainilla
  • 2 pellizcos de sal (uno para la masa, otro para las claras)
  • Una docenas de uvas pasas sin semillas (corintias o sultanas)
  • Una gotas de zumo de limón

En primer lugar separamos las yemas de las claras. Reservamos las segundas.

En un bol mezclamos las yemas, la harina previamente tamizada, la leche, el azúcar y el pellizco de sal hasta obtener una masa homogénea sin grumos. Reservamos.

En otro bol batimos las claras con un pellizco de sal y unas gotas de limón, hasta que estén firmes. Una vez ocurra esto, las vertemos sobre la masa obtenida en primer lugar y con movimientos de arriba hacia abajo circulares y lentos vamos mezclando hasta que se integran.

En una sartén antiadherente fundimos la mantequilla, incorporando a continuación la masa. Lo correcto en usar un cazo de sopa y verterlo en el centro hasta que ocupe la superficie (con eso tendremos una ración).

Incorporamos las pasas (una parte proporcional para la crepe individual que    estamos haciendo). Cuando se ve que la tortita ha cuajado y empieza a oscurecerse por los bordes, con una espátula la cortamos en trozos y damos la vuelta a los mismos para que se terminen de hacer por el otro lado. Retiramos y servimos con azúcar glass por encima, compota de manzanas o salsa de ciruelas, al gusto.

Procedemos del mismo modo hasta que finalizamos la masa, aunque algunos prefieren hacerlo todo a la vez y servir una bandeja con el troceado de panqueque para que cada cual se sirva la cantidad que le apetezca.

Os prometo que sabe mejor de lo que su nombre anuncia.