La Piadina se puede considerar una especie de pan poco levado que se dobla en forma de media luna o triángulo para encerrar algún tipo de relleno, que puede ser tan simple como queso con rúcula. Es muy típica de la región italiana de Emilia-Romagna de donde se considera originaria (de hecho allí no dicen simplemente Piadina, si no que le añaden la coletilla Romagnola).
La Emilia-Romagna (formada como os habéis imaginado por las regiones de Emilia y Romagna) limita al norte con la Lombardía y el Véneto. La ciudad más importante es Bolonia pero en su interior hay algunos mitos gastronómicos como Módena y Parma, entre otros, origen del Vinagre de ídem, o el Prosciutto o el queso Parmesano.
La Piadina tiene consideración de comida rápida, por lo que en la zona es posible adquirirla en puestos callejeros al igual que ocurre con la Pizza al Taglio, las Fiore di Zucca y otras especialidades italianas.
Por cierto, por si alguna vez os habéis preguntado al despertaros por la mañana qué comen en la República de San Marino, es probable que muchos de los habitantes se desayunen o coman a lo largo del día alguna Piadina a forma de snack rápido.
INGREDIENTES :
Para la piadina
- 500 gramos de harina de fuerza
- 1 vaso de agua
- 50 gramos de manteca de cerdo
- 1 cucharadita de sal
- Media cucharadita de bicarbonato
- 1 ó 2 lonchas de Prosciutto
- 1 ó 2 cortes de queso*
- 1 tomate rojo maduro
- Hojas de rúcula
En un bol grande vertemos la harina tamizada y le añadimos los componentes secos, con la manteca a punto de pomada. Mezclamos bien.
Vamos añadiendo poco a poco el agua, mezclando y amasando a la vez hasta obtener una bola homogénea.
Dividimos en cuatro la masa obtenida y las aplanamos con un rodillo hasta obtener unos círculos de unos 6 mm de grueso (la masa de la Piadina es bastante gruesa).
En una sartén grandes a fuego medio llevamos estas láminas y las dejamos hacer hasta que se tuestan, volteándolas con un plato o una espátula ancha. Si se forman burbujas grandes, es conveniente pincharlas con un tenedor.
Se colocan en un plato y se rellenan con Prosciutto, queso, dos o tres rodajas de tomate y la rúcula. Si aún lo queréis más simple, basta con rellenarlas de queso y rúcula. Luego se doblan por la mitad para darles forma de media luna. El relleno se puede hacer cuando aún está caliente y consumirse de tal forma o bien a temperatura ambiente.
Uno de esos "bocatas" que te abren el apetito nada más verlos.