Esta es una de las tartas más famosas de los Estados Unidos porque tiene un sabor impactante y por lo fácil que es de hacer ya que en principio no necesita horneado. Eso sí, tiene un problema, y es que emplea en la masa huevos sin cocinar y por tanto es susceptible de ser un foco de salmonela. Para evitarlo se pueden emplear yemas pasteurizadas o bien realizar una pasteurización casera del huevo para lo cual vais a necesitar de un termómetro de cocina.
INGREDIENTES :
Para la base
- 2 vasos llenos de galletas "maría" trituradas*
- Mantequilla sin sal
- 3 cucharadas de azúcar granulada, la habitual
Para el relleno
- 370 gramos de leche condensada (el pote típico metálico de leche condensada Nestlé, por ejemplo)
- 100 ml (medio vaso) de zumo de lima**
- 4 yemas de huevo***
Para el "topping" (opcional)
- 1 vaso (200 ml) de nata para montar con MG 35-38%
- 3 cucharadas colmadas de azúcar glass (impalpable)
En primer lugar vamos a realizar la base. Para ello es recomendable disponer de un molde con la base removible y por supuesto, aunque es lo habitual, metálico.
Mezclamos las galletas trituradas con la mantequilla al punto de pomada (blanda, pero no líquida) y el azúcar. Removemos bien hasta formar una pasta.
Repartimos la masa obtenida por la base del molde (apretando bien con la ayuda de una cuchara) y subimos parte la misma por la paredes para dotar de borde a la tarta. Introducimos en el frigorífico.
Para hacer el relleno, si disponemos de yemas de huevo pasteurizadas, simplemente las mezclamos con la leche condensada y el zumo de lima, batiendo bien.
En caso contrario, separamos las claras de las yemas y mezclamos bien las segundas con la leche condensada y el zumo de lima. Llevamos a una cazuela y a fuego muy bajo, sin dejar de remover, mantenemos durante unos 3 minutos a 80 grados de temperatura (hay que monitorizar con un termómetro, no queda otra). No puede ser menos, porque no sería efectivo, ni tampoco más o se perdería el sabor intrínseco de la tarta.
Vertemos el relleno sobre la base de galletas trituradas y llevamos de nuevo al frigorífico unas 8 horas (una noche).
Antes de servir la tarta, batimos la nata con el azúcar hasta que queda montada. Se coloca en una manga pastelera y se dibuja una cenefa o bien se distribuye por toda la superficie.
Para chuparse los dedos, de verdad.