¿Buscáis un postre espectacular para esta Navidad ? Habéis llegado a la tarta adecuada.
La tarta Banoffee es indicada para todos aquellos que quieran adelgazar o deseen cuidarse...no, qué va, es coña. Cada centímetro de la tarta contiene alrededor de 2 millones de calorías, así que es algo a tomar con mesura y muy de vez en cuando. Como cosas positivas está que es muy fácil de hacer - un apilado de cosas existentes - y que lleva fruta. De hecho el nombre está formado por las palabras Banana y Toffee, que son los ingredientes principales, esto es banana o plátano de Canarias sobre una capa de dulce de leche...ah, y se me olvidaba : para rematar la faena coronamos con nata montada. Total, ya puestos a engordar estas Navidades, que sea a lo grande.
Esta tarta fue inventada en un pub inglés en la década de los 70 del siglo pasado. Si habéis ido a Inglaterra sabréis que los pubs no son solo esos lugares que conservan la misma decoración de cuando se abrieron, se sirve cerveza, juega a dardos y te miran mal cuando hablas un inglés macarrónico, si no que también muchos de ellos sirven comidas bastante decentes haciendo las veces de los restaurantes de menú que existen en España.
INGREDIENTES :
- 1 pote metálico de 370 gramos de leche condensada La Lechera o igual cantidad de Dulce de Leche (de hecho con la leche condensada vamos a hacer Dulce de Leche)
- 300 ml de nata para montar (al menos un 35% de MG, preferiblemente 38%)
- 200 gramos de galletas (tipo María)
- 100 gramos de mantequilla sin sal
- 100 gramos de azúcar glass (impalpable)
- 3 plátanos de Canarias
- 1 limón
- Canela en polvo
Para hacer este pastel es imprescindible tener un molde de 22 cm (el tamaño de un plato) con el fondo removible. No se va a hornear pero es imposible desmoldarlo, así que si lo metéis en un molde de otro tipo no habrá manera de sacarlo. Por eso a menudo se hace en cuencos o boles individuales para llevar directamente al comensal pero entonces pierde la gracia de la base de galletas.
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Este es el tipo de molde necesario para el Banoffee |
En primer lugar vamos a meter el pote metálico de la leche condensada (que debe ser nuevo, sin abrir) en una olla con agua hasta cubrirlo. Llevamos el agua a hervor y dejamos alrededor de 2 horas y media. Si baja el agua reponerla con agua. Cuando abráis el pote la leche condensada se habrá convertido en dulce de leche. Si ya disponéis de dulce de leche, saltad este paso. ¿Y si tengo leche condensada pero en un envase no metálico? Lo debéis pasar a una cazuela metálica pequeña que podáis cubrir y la calentáis al baño María durante al menos 3 horas.
Mientras se hace el dulce de leche, vamos a triturar las galletas para llevarlas a un bol donde añadiremos la mantequilla que habréis fundido en el microondas. Removéis bien con una cuchara y lleváis al molde, donde colocáis la masa en el fondo apretando con el reverso de la misma hasta que queda bien compacta. Para que queda aún más compacta, llévala al frigorífico y mantenla durante 30 minutos o más tiempo si el dulce de leche aún no está preparado.
Extrae el molde y sobre la base de galleta y mantequilla extiende el dulce de leche hasta que esté bien distribuido. Es conveniente batirlo un poco con la cuchara antes de extenderlo.
Pelamos los plátanos y los cortamos en rodajas de medio centímetro de anchura. Hacédlo de uno en uno porque se trata de que las rodajas se coloquen sobre el dulce de leche sin solaparse, así que dependiendo del tamaño de los plátanos necesitaréis 2, 3 o incluso más. Una vez tengáis las rodajas las lleváis a un bol y las mezcláis con el zumo del limón para que no se oxiden. A continuación distribuir las mismas por la superficie de manera que se toquen y quede el mínimo espacio entre las rodajas pero sin solaparse.
A continuación vamos a montar la nata. Lo mejor es llevarla al congelador al menos 15 minutos antes de iniciar el proceso ya que en frío monta mucho mejor. Cuando ha montado añadimos el azúcar glass y lo integramos con la misma batidora o las varillas.
Colocamos la nata sobre la capa de plátano con la ayuda de una manga pastelera o bien con cuchara. Finalmente espolvoreamos canela pero también podemos usar sirope o virutas de chocolate, almendras fileteadas etc. Llevamos al frigorífico y mantenemos durante al menos dos horas.
Sacamos del frigorífico y quitamos el aro del molde. Se corta como una tarta normal cortándola con un cuchillo largo y la ayuda de una paleta con cuidado de que no se desmonte.
Para evitar que sea posible utilizar cualquier tipo de molde y que además sea más fácil de trabajar con ella a veces se emplea como forro una placa de hojaldre que primeramente se hornea - pinchándola para que no suba demasiado - y luego, una vez enfriada, se rellena con dulce de leche, plátano y nata montada (prescindiendo de la base de galletas).
Es una delicia pero lo dicho, una bomba calórica.