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Caldo de pollo casero super simple y fácil


En los duros días invernales lo mejor es disponer de caldo de pollo con el que enriquecer nuestros guisos y hacernos consomés o sopas bien calentitos. Os voy a explicar la manera de hacer un caldo de pollo muy fácil y simple que os servirá de base para sopas y otras preparaciones.

Como sabéis un caldo es tal cuando se parte de una serie de ingredientes sumergidos en agua fría que luego se va calentando con el propósito que las propiedades de dichos ingredientes pasen al agua. Si los mismos ingredientes se utilizaran en un líquido ya caliente estaríamos hablando de una sopa.

Con cuatro ingredientes vamos a hacer un caldo que os servirá para todo y además será  muy nutritivo y barato.

INGREDIENTES :

4 litros de agua filtrada o embotellada*
2 pechugas de pollo grandes y limpias (o cantidad similar de carne de otras partes del pollo)
1 rama grande de apio
1 cebolla grande fresca o bien morada (dulce)
2 zanahorias grandes

* Se puede emplear agua del grifo pero entonces es probable que se forme bastante espuma en la superficie del líquido de cocción. En ese caso debéis eliminar dicha espuma con una espumadera o retirándola con un cucharón de sopa. El emplear agua de grifo no es nada malo, solo ese inconveniente.

Llenamos una olla grande y honda con 4  litros de agua fría o a temperatura ambiente.

Incorporamos al agua la cebolla pelada y entera, al igual que la rama de apio y las dos zanahorias peladas sin partir. Añadimos las pechugas de pollo. Si queremos que sea "light" retiramos la piel. En caso contrario las dejamos.

Calentamos la olla tapada hasta que hierve. En ese momento bajamos el fuego y tapamos de manera que si levantamos la tapa la ebullición cesa en unos segundos.

Mantenemos de esa manera durante un mínimo de 2 horas. El gasto de gas o electricidad es mínimo porque tenemos el calor muy bajo, manteniéndose la cocción por el hecho de que la olla está tapada.

Una vez finaliza la cocción y con objeto de recuperar el máximo de nutrientes, pasamos todos los ingredientes por la batidora de brazo o de vaso hasta obtener un caldo fino. Si aún lo queremos más fino podemos pasarlo por un colador, aunque no suele ser necesario.

Dejamos enfriar y llevamos al frigorífico, hasta el momento de su utilización. De esta manera puede conservarse hasta 3 días.

Podéis hacer sopa, consomé, lentejas o cualquier comida en sustitución del agua. El caldo obtenido está realmente bueno y es mucho más denso y nutritivo que cualquier otro que podéis adquirir en el supermercado.