El
Guglehupf es un bizcocho muy típico del sur de Alemania, Alsacia y
Austria. En Francia se conoce como Kouglof mientras que en Chequia se
conoce como Babovka. Se reconoce de inmediato por su forma de cono y sus
estrías laterales. De hecho existen moldes especialmente diseñados para
hacer este bizcocho. Es muy fácil de hacer, bastante más que otros
bizcochos como los Pandoro y los Panetonne. Su sabor característico
procede del kirsch, licor de cerezas, que se emplea en su elaboración.
Os
voy a dar la receta en medidas de "vasos". Así la recibí de un
restaurante austriaco y no me he atrevido a cambiarla porque no falla
nunca y eso, en postres, es un milagro. Mientras los vasos tengan la
misma medida todo saldrá a la perfección.
INGREDIENTES
4 vasos de harina de fuerza
1 vaso de leche
1 vaso de azúcar
1 vaso de mantequilla
5 huevos grandes
Medio vaso de pasas sultanas o corintias (sin hueso)
Medio vaso de almendras crudas peladas
1 cucharada de extracto de vainilla
1 cucharada de ralladura de piel de limón
Media cucharadita de sal
4 cucharadas de licor de cerezas (kirsch)
Levadura fresca (alrededor de 15-20 gramos)
En
primer lugar calentamos la leche en el microondas y luego la dejamos
hasta que queda tibia. En ese momento disolvemos la levadura.
También pasamos por el microondas la mantequilla hasta que queda a punto pomada.
En
un bol batimos con las varillas el azúcar y la mantequilla hasta que
queda una crema homogénea y suave. Entonces empieza a añadir los huevos,
uno a uno sin dejar de batir. A continuación añadimos el extracto de
vainilla, la piel del limó, el licor y las almendras y pasas.
Seguidamente añade la leche y la harina, mezclando todo poco a poco.
Bate bien hasta que quede homogéneo.
A
continuación engrasa el molde con mantequilla y vierte en él la masa
que hemos obtenido. Cubrimos con un paño y dejamos en un lugar fresco y
seco de la cocina. Dejamos que suba hasta el doble del tamaño, algo que
suele tardar unas 2 horas.
Precalentamos
el horno a 190 grados. Introducimos el molde y dejamos hacer durante 40
minutos o hasta que queda bien dorado y al clavar un palillo éste sale
seco.
Extraemos del horno y antes de que se enfríe del todo le damos la vuelta y si todo ha ido bien tendréis un magnífico Gugelhupf.
Por
cierto, se debe servir templado, nunca frío. Además de su extraodinario
sabor, la casa quedará impregnada de su fragante aroma durante horas.