La
 palabra "adobo" procede del español y culinariamente hablando significa
 la inmersión de un ingrediente en una especie de marinado compuesto por
 pimentón, ajo, cebolla etc. Esta técnica fue llevada por los españoles a
 Filipinas donde se transformó en una mezcla entre la cocina colonial y 
la indígena, así que para nosotros tiene un aire familiar con toques de 
exotismo oriental que seguro que os gustan. El pato en adobo está 
realmente muy bueno y os lo recomiendo. Si no queréis emplear pato por 
cualquier razón, se puede hacer con muslos de pollo o incluso con cerdo 
con resultados parecidos.
INGREDIENTES (3 personas) :
6 muslos de pato (o aproximadamente la misma cantidad/peso de pollo o cerdo) 
1 cebolla morada grande tipo "Figueres"
8 dientes de ajo picados (sí, habéis leído bien, 8)
1 vaso (200 ml) de vinagre de arroz (o si no tenéis, vinagre de manzana o de vino blanco)
Medio vaso (100 ml) de salsa de soja
Un vaso y medio (300 ml) de caldo de pollo
1 cucharadita de azúcar moreno
2 cucharaditas de salsa de chili picante o bien de salsa tabasco
2 hojas de laurel
Sal 
Pimienta negra recién molida
Aceite vegetal (lo normal es emplear girasol, sésamo, palma pero no pasa nada si se emplea aceite de oliva extra virgen)
En
 primer lugar sazonamos abundantemente con sal y pimienta negra los 
muslos de pato, dejándolos reposar a continuación a temperatura ambiente
 durante 20 minutos.
Transcurrido
 el tiempo, incorporamos un chorro generoso de aceite en una cazuela y 
freímos los muslos por ambos lados hasta que quedan bien dorados. 
Retiramos y reservamos.
El
 pato tiene mucha grasa, así que es mejor vaciar la cazuela antes de 
continuar con el guiso. Si habéis empleado pollo o cerdo no tendréis 
este problema (dejad de todas maneras un poquito de grasa que siempre va
 bien para los siguientes pasos).
A
 continuación, a fuego medio, vertemos la cebolla cortada en juliana y 
un pellizco de sal. Cuando la cebolla comience a transparentar añadimos 
los 8 dientes de ajo sin germen bien picados. Removemos durante un par 
de minutos y sin dejar que la cebolla se ponga marrón añadimos el 
vinagre con la cucharadita de azúcar moreno disuelta en él, la salsa de 
soja y el caldo de pollo.
Cuando
 el caldo se calienta añadimos una cucharada de salsa de chili picante 
(o tabasco) y las hojas de laurel.  Removemos un par de minutos y 
añadimos entonces los muslos de pato.
En
 ese momento debemos cubrir la cazuela con una tapadera y dejar que los 
muslos se hagan por un lado a fuego lento durante media hora. A 
continuación, con la cazuela igualmente tapada, otra media hora por el 
otro lado. Iremos cambiando el lado cada media hora hasta que los muslos
 están bien tiernos. Esto suele durar unas dos horas a fuego lento. No 
se os ocurra subir el fuego para conseguir una cocción más rápida porque
 el caldo menguará y los muslos quedarán duros como piedras.
Transcurrido
 el tiempo indicado - o id haciéndolo de vez en cuando para comprobar el
 estado de la carne - pinchad con un tenedor los muslos y si se hunde 
facilmente en la carne, listo para comer. La salsa queda con la 
consistencia de la soja, pero si la queréis más espesa podéis calentar 
la cazuela un par de minutos a fuego fuerte sin la tapadera.
Se sirven un par de muslos por comensal, generalmente sobre arroz blanco cocido, todo ello regado por el adobo. Está de vicio.
