El
 faisán es el ave paradigma de la suntuosidad en la mesa de Navidad. 
Durante siglos fue considerada un ave sólo al alcance de las clases más 
pudientes, las únicas que disponían de terrenos de caza. En efecto, el 
faisán ha sido considerada hasta hace poco un producto de la caza aunque
 hoy en día ya se cría y comercializa (aunque desde luego no de forma 
masiva) por canales convencionales. Todos sabemos qué es un faisán y lo 
visualizamos como pieza central en grandes festines como un asado 
adornado con sus majestuosas plumas pero pocos lo hemos catado en 
realidad. Parece un manjar inaccesible como el caviar beluga. Nada más 
lejos de la realidad. Gracias a la labor de diversos criadores este 
producto de caza ha pasado a ser un producto de granja y por tanto 
accesible a los bolsillos de los menos pudientes.
Hay
 que tener mucho cuidado con la procedencia de la pieza a cocinar. Las 
piezas de caza se deben "mortificar" antes de cocinarla. Esto significa 
que la carne es más dura y se debe ablandar. Para ello se cuelga el 
animal 3 ó 4 días hasta que las plumas se desprenden fácilmente de la 
carne. Esta mortificación creó el bulo de que la carne del faisán se 
debía comer "casi podrida", lo cual no es evidentemente cierto. 
¿Merece
 la pena comer faisán? Ocurre a veces que los alimentos mitificados 
decepcionan un poco cuando al final los consigues comer. Vamos a dar 
alguna pauta para que ésto no sea así con el faisán. En primer lugar no 
se trata de una pieza "grande". Con un faisán de 1 Kg, que es su peso 
medio, no podemos alimentar a una tropa. En segundo lugar conviene 
indicar que es un ave con muy poca grasa, menos incluso que el pollo. Y 
como en ésta última  ave, se concentra en su práctica totalidad en la 
piel. Es por tanto recomendable asar el ave "a la poule", es decir, 
fajándola con tiras de tocino. De no hacerlo así quedaría demasiado 
seca. 
Igual
 que el pollo, el faisán se presta a diversas preparaciones que tratan 
de solventar su sequedad. Digamos que sólamente asado puede parecer un 
plato "árido", así que habitualmente se asa y luego se completa con una 
salsa. El sabor y consistencia de la carne recuerda a la perdiz. Los 
consumidores habituales de faisán prefieren la hembra al macho por ser 
su carne más suave y blanda.
INGREDIENTES
1 faisán de 1.2 Kg, aproximadamente
150 gramos de aceitunas negras 
un vaso de caldo de pollo 
medio vaso de jerez
tocino
mantequilla
sal
pimienta
una ramita de romero
Se
 lava a conciencia el faisán y se eviscera. Se salpimenta el interior y 
se introduce la ramita de romero. Se cubre el ave con las lochas de 
tocino y todo el conjunto se ata para que durante el asado no se suelte 
el tocino y no pierda la forma. Se coloca en una fuente que pueda ir al 
horno y se rodea el animal con bolitas de mantequilla, sazonando con sal
 y pimienta. Se vierte encima el medio vaso de Jerez.  Precalentamos el 
horno a 180 grados e introducimos la fuente. Dejamos en el horno hasta 
que se dora por todos lados mientras vamos rociándolo con el jugo. Si el
 jerez se ha evapora en su totalidad añadimos caldo. Al quedar dorado 
sacamos del horno (con una hora y media será suficiente) y retiramos el 
tocino. Troceamos la pieza y la introducimos con el jugo y las olivas 
deshuesadas en una cazuela que taparemos y a fuego moderado lo 
terminaremos en unos diez minutos.
El precio de una pieza de 1Kg ronda aproximadamente los 16 euros.
 
 