La primera vez que vi tulumba en una pastelería turca me recordaron a los churros madrileños. De hecho su forma es como si cortáramos los churros para hacer una versión mini de los mismos y los bañáramos en jarabe. Y la verdad es que los tulumba no son tan diferentes de los churros.
Como en el caso de los churros se hacen con una especie de pasta choux que se pasa por una manga pastelera para freírlos y luego bañarlos en almíbar tal y como se hace con los baklava. La pasta en si no es demasiado dulce, por no decir nada al igual que ocurre con los churros, pero el jarabe es lo más dulzón que hayáis probado jamás.
Podéis encontrar tulumba en muchos países del este de Europa pero sobretodo en Grecia y Turquía donde a veces se llama tulumba tatlisi (literalmente bombas dulces).
INGREDIENTES :
1. Para el almíbar :
3 vasos de azúcar blanca
2 vasos de agua
1 cucharadita de zumo de limón
2. Para la pasta :
400 gramos de harina de repostería
4 huevos
2 vasos de agua
1 vaso de leche
1/3 de vaso de aceite vegetal o mantequilla derretida
1 cucharada de azúcar
1 cucharada de extracto de vanilla (sí, habeís leído bien, una cucharada, son muy "vainillados")
1 cucharada de vinagre de vino blanco
1 pellizco de sal
Aceite de girasol o de maíz para freír (en cantidad suficiente para que se consiga tres dedos de profundidad en la sartén donde vayan a freírse los tulumba)
(cada vaso de al menos 200 ml)
En primer lugar se hace el almíbar. Para ello incorporamos dos vasos de agua en una olla y a fuego lento añadimos el azúcar y el zumo de limón para que no cristalice. Con una cuchara de madera vamos removiendo hasta que el azúcar se disuelve y el almíbar adquiere el punto de hebra (es decir, que el almíbar espesa y al levantar la cuchara se forma un hilo entre ésta y la superficie del almíbar). Retiramos del fuego y dejamos enfríar.
Ahora vamos a hacer la pasta. Para ello vertemos en una cazuela el agua, la leche, el aceite vegeta, y la cucharada de azúcar, además de la punta de sal, a fuego medio. Llevamos a ebullición sin dejar de remover. Tan pronto como hierve retiramos inmediatamente del fuego y añadimos de golpe toda la harina tamizada para evitar que se formen grumos (yo suelo emplear un colador fino).
Removéis bien para que se incorpore toda la harina - con un minuto será más que suficiente - y entonces devolvéis el cazo al fuego, esta vez bajo.
Con la cuchara removéis la masa procurando que no se queme. La razón de hacer esto es eliminar la humedad sobrante aunque no debés sobrepasar el minuto.
Seguidamente retiramos la cazuela del fuego y vertemos la masa en un cuenco y añadimos los 4 huevos y la cucharada de vinagre además de la vainilla. Lo recomendable es hacerlo con un mezclador - muchos robots lo incorporan - pero si no tenéis basta con trabajar la masa con la cuchara de madera hasta que los huevos se absorben.
Lo siguiente ya es fácil ya que al no llevar levadura no hay que esperar un tiempo a que la masa suba. Incorporamos la misma a una manga pastelera con la boquilla típica para hacer churros. Calentamos al punto de humo el aceite vegetal y con cuidado vamos haciendo los pequeños tulumba (de 1 a dos 2 cm de longitud) directamente sobre el aceite, friéndolos hasta que se doran.
Una vez fritos - ojo, los doráis, no los queméis ! - se dejan sobre papel absorbente para recoger el aceite sobrante y luego se empapan en el almíbar.
Unos dulces deliciosos que te ponen de golpe de nuevo en Oriente.