Mostillo de otoño


El mostillo, también denominado arrope, consiste en calentar el mosto hasta caramelizar los azúcares que le son propios, es decir, la fructosa. Dado que el mosto procede de la uva, y ésta es muy rica en fructosa, el resultado es tan dulce que apenas se echa de menos el azúcar. 

Una vez caramelizan los azúcares naturales del mosto, se procede a añadir calabaza o melón, frutos secos, pasas, higos para dar una consistencia sólida al producto. Se pueden añadir trozos enteros grandes para consumir como postre o bien hacer las frutas en trozos pequeños para untar en el pan. Para hacer este mostillo vamos a emplear productos típicos del otoño.

INGREDIENTES :

2 litros de mosto (obtenidos de 2.5/3 Kg de uvas negras)
La piel de 4 ó 5 naranjas
500 gramos de calabaza
200 gramos de higos secos
100 gramos de nueces
100 gramos de pasas sin semillas (sultanas o corintias)
1 rama de canela

Se puede comprar el mosto pero es preferible hacerlo de uvas que hayamos adquirido ya que es muy sencillo obtener mosto usando una licuadora. Se puede hacer mosto de uva blanca pero el rendimiento es menor.

Usando una licuadora obtenemos 2 litros de mosto. Lo llevamos al fuego lento y lo cocemos hasta que se reduce a la mitad, evitando que hierva. Es un proceso lento que tiene por misión caramelizar los azúcares del líquido.

Una vez se ha reducido a la mitad añadimos las pieles de las naranjas sin la parte blanca - que amarga - y el palo de canela. Dejamos hacer durante 10 minutos. Este proceso sirve para saborizar el arrope.

Ahora es el momento de añadir la calabaza cortada en cubos de 1 cm de lado, los higos secos cortados, las pasas y las nueces rotas en dos o tres trozos. Ahora no nos interesa que se pierda líquido, así que taparemos la cazuela y dejaremos hacer hasta que la calabaza se ablande. Para entonces habrá adquirido, al igual que el resto de la fruta, un color rojo muy oscuro casi negro. El mostillo habrá espesado bastante pero si lo queremos aún más espeso lo podemos mezclar con una cucharada de harina o maízena (no suele ser necesario).

Se sirve como postre o bien, si habéis cortado la fruta pequeña, para untar en el pan. Es una excelente merienda para los niños que no contiene más azúcar que el propio de la fruta.