Los Babka son unos bizcochos típicos de la Pascua Ortodoxa muy tradicionales en Bielorrusia, Ucrania, Eslovaquia, Rusia Occidental (la parte más cercana a Polonia) y la misma Polonia. Tradicionalmente lo preparaban las mujeres de la familia el sábado para ser servido el Domingo de Pascua, como culminación de la Semana Santa ortodoxa que en el Este es más importante que la Navidad.
El origen es incierto. Algunos indican que procederían de las comunidades judías de la región y que también se cocinaba para la Pascua, en este caso judía. De ahí pasó a las confesiones cristiano ortodoxas. Para otros el origen sería Polonia que posee un gran tradición dulcera y panadera.
Hay muchos babka diferentes pero la mayoría cumplen unas reglas muy básicas :
- Son más altos que anchos y son más estrechos en la cima que la base (son por tanto conos truncados)
- Se hacen exclusivamente con yemas de huevo y llevan además una cantidad importante de las mismas, con lo que la masa del bizcocho toma un color anaranjado.
- Incorporan fruta confitada.
- Se hornean en unos moldes especiales, generalmente llamados también babka, que suelen tener la mencionada forma cónica y además un agujero central para mejorar el horneado.
INGREDIENTES
- 500 gramos de harina
- 200 gramos de mantequilla sin sal
- 150 gramos de azúcar
- 100 gramos de fruta confitada (cáscara de naranja, cerezas sin hueso etc)
- 40 gramos de levadura de panadero
- 8 yemas de huevo
- 200 ml (1 vaso) de leche entera
En primer lugar mezclamos medio vaso de harina, la levadura, la leche y una cucharada de azúcar y la dejamos reposar en un lugar cálido, oscuro y fuera de correintes de aire durante al menos 1 hora.
Batimos con las varillas las yemas de huevo con el resto del azúcar hasta que se forma una especie de crema con el doble de volumen.
Agregamos a las yemas la mezcla que hemos levado al principio, añadiendo además el resto de harina bien tamizada. Mezclamos bien hasta que la masa está bien aireada. Si tenéis una amasadora es el momento de emplearla.
Incorporamos la fruta confitada poco a poco y la mantequilla a punto de pomada y vamos integrando a medida que lo hacemos hasta que queda una masa homogénea. Para que la fruta confitada no se vaya al fondo lo mejor es rebozarla primero en harina. El azúcar pegará la harina y ésta impedirá que se deslice hacia el fondo, quedando distribuida por toda la masa.
Engrasamos el molde babka - podéis emplear uno de bundt, metálico o silicona - y vertemos en el mismo la masa.
Precalentamos el horno a 180 grados y horneamos durante media hora. Antes de retirar comprobamos que al clavar un palillo éste salga completamente seco.
Se desmolda en frío y se decora al gusto - con azúcar glass, cobertura de chocolate etc - o tal cual, está igual de bueno.