Aunque esta receta se puede tomar como primer plato, lo cierto es que forma más bien del selecto grupo de recetas que se consumen como tapas. Concretamente esta receta es muy típica del tapeo sevillano.
Dependerá de si se va a utilizar como tapa o como entrante las cantidades varían considerablemente.
INGREDIENTES (como tapa ):
- 200 gramos de garbanzos cocidos
- 200 gramos de espinacas frescas o congeladas
- 3 rebanadas de pan
- 2 dientes de ajo
- 1 cucharada de vinagre de vino
- 1 cucharadita de pimentón dulce o picante, al gusto
- 1 cucharadita de comino
- 1 cucharadita de cilantro
- Sal
- Aceite virgen extra de oliva
- Opcional : 1 huevo
En primer lugar vamos a descongelar las espinacas si las tenéis de esa manera. En caso contrario proceded a limpiarlas muy bien para que no les quede nada de tierra.
A continuación se cuecen en muy poca agua, tanto si son frescas como congeladas, durante unos 3 ó 4 minutos. El siguiente paso es importante : cuando las saquéis del agua las metéis en un bol con agua muy fría, hasta si puede ser con cubitos de hielo. Es por una razón estética, ya que de esta manera se quedarán de un color verde intenso. Si las hojas estaban enteras, las picamos a continuación y reservamos.
En una sartén con un chorro generoso de aceite de oliva freímos los dos dientes de ajo sin el germen verde interior, hasta que quedan dorados. Retiramos y reservamos.
En el mismo aceite freímos las rebanadas de pan hasta que quedan igualmente doradas. Reservamos.
Introducimos los dos ajos y una rebanada de pan en el vaso de la batidora de mano. Agregamos el comino, el cilantro y el pimentón, además de la cucharada de vinagre. Batimos bien hasta que queda una pasta (este proceso se puede hacer también en mortero, que es como se hacía tradicionalmente).
En la misma sartén donde hemos frito ajos y pan agregamos las espinacas troceadas y les damos un par de vueltas. Hacemos lo mismo con los garbanzos y antes de que el agua de las espinacas desparezca se añade la picada. Rectificamos de sal, removemos bien y la tapa queda lista para servir acompañada de las rebanadas de pan frito.
Si se quiere, se puede cocer un huevo para quede duro (12 minutos) y se pica, espolvoreando por encima o cortado en gajos, al gusto.
Prestad atención al hecho de que no se trata de un cocido y el sabor obtenido es bastante fuerte, así que tal vez no es lo más adecuado para convertirlo en un entrante convencional al uso. Y por supuesto, es un plato "seco" que se come con tenedor, no con cuchara.
Una tapa realmente espectacular.