Caracoles a la alavesa


El 28 de Abril es San Prudencio que no te sonará de nada a menos que seas alavés o de Vitoria. San Prudencio es el patrón de Álava y sus reliquias se encuentran en la Basílica de Armentia, una barriada de Vitoria pero que antaño era una aldea independiente donde precisamente nació el santo. Habréis notado que he dicho "reliquias", no el cuerpo del santo el cual ejerció de obispo en la ciudad de Tarazona. Al morir no quedaba muy claro dónde debía ser enterrado y había disputa entre el lugar donde ejerció su cargo o su localidad natal. Según la leyenda, para despejar dudas, no se les ocurrió otra cosa que montar el cuerpo a lomos de su caballo y azuzarlo para que allá donde se detuviera fuera enterrado. Parece ser que tal cosa ocurrió en Logroño.

Sea lo que sea por la fecha anteriormente mencionada se celebra una romería en las inmediaciones de la Basílica y entre otras muchas cosas se hace un concurso de tortilla de patatas, además de degustar los famosos revueltos de perretxikos y por supuesto los caracoles 

INGREDIENTES (4 personas) 

  • 1Kg de caracoles frescos (vivos)
  • 200 gramos de picadillo de chorizo y jamón serrano
  • 2 guindillas picantes
  • 1 cebolla morada grande
  • 1 vaso de tomate triturado
  • 1 vaso de vino tinto
  • 1 diente de ajo
  • 1 hoja de laurel
  • Sal
  • Aceite virgen extra de oliva

Para la picada

  • 2 docenas de almendras tostadas
  • 1 diente de ajo
  • 2 rebanadas de pan frito
En primer lugar lavamos los caracoles en abundante agua. Finalmente los dejamos en remojo con un buen puñado de sal para que se limpien del todo.

Una vez hayan sacado la baba, los volvemos a lavar y llevamos a una olla con abundante agua, cociéndolos a fuego lento con la hoja de laurel hasta que salen todos de la concha. Una vez ocurra esto, los hervimos durante 20 minutos a fuego fuerte, con el agua burbujeante.

Mientras se cuecen los caracoles picamos la cebolla y los dientes de ajo sin el germen muy finos y la vertemos en una cazuela, a ser posible de barro, con un chorro generoso de aceite de oliva.

Cuando la cebolla transparenta añadimos el picado de jamón y chorizo y las guindillas cortadas en rodajas. añadiendo además el tomate. Sazonamos. 

Suponiendo que cuando el sofrito ha tomado cuerpo los caracoles ya estén cocidos, los incorporamos a la cazuela, removiendo bien (que el sofrito cubra bien los caracoles). Vertemos un vaso de vino y dejamos hacer a fuego medio-bajo.

En un mortero picamos las almendras, el diente de ajo sin germen y las rebanadas de pan frito y la picada la espolvoreamos sobre el cocido. Dejamos hacer unos 20 minutos y listos para ser degustados.

Una auténtica delicia con un punto picante muy agradable, pero si os ha parecido un poco laborioso, nada mejor que ir a Vitoria, una ciudad preciosa, para comer esta maravilla. Y si es el día de San Prudencio, mejor que mejor.