Nuevo libro

Pão de Deus


El Pão de Deus es un dulce o producto de bollería, como queráis llamarlo, muy popular en Portugal.  Se trata de un brioche sobre el que se coloca una cobertura de coco rallado que lo hace muy sabroso.

El Pão de Deus se consume en nuestro país vecino sobretodo para el desayuno - hace la función de nuestros croissants, ensaimadas o napolitanas - y también está ligado al Pão por Deus, una tradición muy arraigada que se parece al "truco o trato" del Halloween, pero bastante anterior (se encuentra más o menos documentadas desde al menos el siglo XVIII).

Como en la tradición norteamericana, los niños van por las casas durante la celebración de Todos los Santos (1 de Noviembre) pidiendo dulces, portando una bolsa de tela que recuerdan a las bolsas de pan que en España cada vez se ven menos. Cuanto más exitoso es el niño, más llena va la bolsa. A cambio los niños recitan algunas poesías o frases protocolarias.

Parece ser que la costumbre se inició en 1755. Precisamente ese año, el 1 de Noviembre, un terrible terremoto acompañado de un devastador tsunami destruyó gran parte de Lisboa (así como las costas gaditanas y otros muchos lugares tan alejados como Argel). La coincidencia con la festividad de Todos los Santos fue trágica, ya que mucha gente tenía en sus casas velas encendidas en recuerdo de los muertos. El temblor y las olas gigantescas que arrasaron los muelles y el centro, aparte de subir por el río Tajo, hicieron que muchas de estas velas cayeran provocando un pavoroso incendio que acabó por destruir lo poco que quedaba en pie. De hecho la mayor parte de la Lisboa que todos conocemos no es más antigua del fatídico 1755, según la reconstrucción dirigida por el marqués de Pombal.

Aunque el terremoto fue una catástrofe tremenda, algo bueno salió de ella. Gracias a la acción de Pombal se construyeron los primeros edificios resistentes a seísmos y se inició el estudio del fenómeno, es decir, la sismología,  en gran parte gracias a una encuesta que el marqués envió a todas las parroquias preguntando cuestiones tan importantes como la duración del mismo y los efectos que tuvo en las personas y enseres.

Mucha gente quedó damnificada y a partir de ese momento se inició la costumbre de colocar un pan en la entrada de la casa en recuerdo de los desaparecidos, en sustitución de las velas, pero también para que los más menesterosos pudieran alimentarse. De aquel pan fue surgiendo el Pão de Deus.

INGREDIENTES 

  • 600 gramos harina de trigo
  • 250 ml de leche
  • 100 gramos de azúcar
  • 2 huevos
  • 4 cucharadas de  mantequilla sin sal
  • 1 sobre levadura seca de panadero (alrededor de 20 gramos)
  • 1 cucharadita de esencia de vainilla

Para la crema de cobertura :

  • 100 gramos de coco rallado
  • 100 gramos de azúcar
  • 4 cucharadas de mantequilla sin sal
  • 2 huevos + 1 yema para dorar
  • 1/4 de vaso de agua
  • Azúcar glass (impalpable), para espolvorear por encima.
En primer lugar vamos a preparar la masa.

Calentamos la leche para que quede tibia (unos segundos en el microondas serán suficientes), añadiendo la levadura de panadero y la mantequilla. Dejamos reposar al menos 15 minutos.

Colocamos los componentes secos (harina y azúcar) en un bol grande y los mezclamos bien. Reservamos al menos 100 gramos de harina para usarla posteriormente. Hacemos un volcán y en el centro vertemos los huevos batidos, la esencia de vainilla y la leche con la levadura.

Amasamos bien y cuando la masa queda homogénea la colocamos sobre una superficie plana enharinada. Añadimos harina para que se vaya desprendiendo de los dedos.

Cuando la masa ya no es pegajosa la dejamos de nuevo reposar hasta que aumenta de tamaño (con una hora será más que suficiente).

Una vez ha levado, separamos una docena de bolas del mismo tamaño y las aplanamos  para poder colocar la crema sobre ellas y que no se derrame.

Para hacer la crema simplemente mezclamos el coco rallado, el azúcar,  la mantequilla a punto pomada, los dos huevos batidos. Si veis que queda muy espeso, añadid el agua, y en caso contrario no se utiliza.

Con la yema pintamos las masas y en el hueco de la parte superior vertemos un poco de la crema. Las colocamos en una bandeja que pueda ir al horno sobre papel de hornear.

Precalentamos el horno a 190 grados y dejamos hacer durante unos 20 minutos o hasta que están visiblemente doradas y al clavar un palillo sale completamente seco.

Una vez retiramos del horno dejamos enfríar y espolvoreamos con azúcar glass.

Un dulce realmente delicioso que hace olvidar su trágico nacimiento en cuanto le das el primer bocado.