Los Mince Pies tienen una larga historia en la tradición inglesa de Navidad. Originalmente contenían carne picada y frutas aunque as clases más pudientes se podían permitir añadirles especias gracias al comercio con Oriente Medio y a su mayor poder adquisitivo.
Combinar carnes y fruta era una tradición medieval pero también era necesario. Se añadían frutas porque a menudo la carne no se consumía en las mejores condiciones y las frutas disimulaban tal condición. Las especias cumplían la misma función de disimular olores y sabores "poco frescos" pero eran demasiado caras para el pueblo.
Con el tiempo, la receta evolucionó hacia la versión dulce y sin carne que conocemos hoy en día. Por alguna razón el nombre no se cambió, ya que "minced" significa "carne picada" y "pie" es pastel o empanada. Es decir, que un dulce sin un gramo de carne - excepto por la mínima manteca que incorporan - se sigue llamando hoy en día "empanada de carne", igual que hace mil años.
Los Mince Pies formaron parte de las festividades medievales hasta que en la época de Cromwell, durante la década de 1650, se prohibieron debido a su asociación con celebraciones y la Iglesia Católica. Sin embargo, la tradición resurgió con la restauración monárquica.
Hoy en día, los Mince Pies son una tradición navideña muy inglesa, juntamente con el Christmas Pudding, y la receta ha continuado adaptándose, incorporando una variedad de ingredientes en el relleno y formas creativas de presentación.
Mientras que el Christmas Pudding representa una tradición que no ha cundido fuera de Inglaterra, los Mince Pies son mucho más atractivos para su exportación y consumo en cualquier otra gastronomía.
INGREDIENTES:
- 225 g de manzanas peladas y ralladas.
- 110 g de manteca (suet) picada finamente.*
- 175 g de pasas.
- 110 g de uvas pasas.
- 175 g de azúcar moreno.
- 1/2 cucharadita de canela molida.
- 1/2 cucharadita de nuez moscada molida.
- 60 ml de brandy.
* El "suet" es grasa que se encuentra alrededor de los riñones de los animales, típicamente de res. Tiene una consistencia firme a temperatura ambiente y se derrite fácilmente al cocinar, lo que lo hace ideal para agregar humedad y sabor a ciertos platos. En la cocina británica, el suet se utiliza comúnmente en la preparación de pasteles, pudins y rellenos.
Para adaptar la receta a ingredientes más fácilmente disponibles en España, se puede usar manteca de cerdo en lugar de suet en proporciones similares. Tened en cuenta que la manteca de cerdo puede tener un sabor ligeramente diferente, pero aún así proporcionará la textura y humedad deseadas en la receta.
Ingredientes para la masa:
- 350 g de harina.
- 175 g de mantequilla fría, cortada en trozos pequeños.
- 1 huevo, batido.
- Agua fría.
Instrucciones previas para preparar el relleno:
Hay que preparar el relleno con antelación (al menos el día anterior). Para ello mezclamos todos los ingredientes de la Mince Meat en un bol grande, cubrimos y dejamos reposar en un lugar fresco durante al menos 12 horas para permitir que los sabores se mezclen. El alcohol del brandy evitará que se estropeen, así que no os preocupéis al respecto.
Al día siguiente, precalentamos el horno a 200°C. En un bol grande, frotamos la mantequilla con la harina hasta obtener migas finas (sí, has leído bien, frotada porque está fría y el frote la pondrá a punto pomada).
Agregamos el huevo y suficiente agua fría para formar una masa suave. A continuación refrigeramos la masa durante 30 minutos.
Ahora ya podemos proceder a montar los Mince Pies propiamente dichos.
Estiramos la masa y cortamos discos para la base y la parte superior de los mince pies. No muy grandes, lo suficiente para forrar un molde de magdalena grande.
Forramos moldes de papel grandes para magdalenas (o de silicona) con la masa y colocamos una cucharadita de Mince Meat en cada uno.
Cubrimos con la parte superior de la masa, sellando bien los bordes.
Hacemos un pequeño corte en la parte superior de cada empanada para que lo gases puedan salir.
Horneamos durante 20 minutos o hasta que estén dorados.
Os encantarán, seguro, y además cambiará la percepción que se suele tener de que Inglaterra no tiene una gastronomía que valga la pena. La tiene, otra cosa es que la gente quiera cocinar. Esa es otra historia.