En algunos países con poca tradición pesquera marina constituyen un manjar, como ocurre en Suecia. En dicho país los hierven en agua con azúcar, hierbas y cerveza, y luego los sirven con una especie de mahonesa. Aunque la disponibilidad siempre depende de la red hidrográfica, de su caudal y pureza de las aguas, ahora es posible encontrarlos de piscifactoría e incluso los venden congelados en paquetes de 1 Kg que, dada la escasa carne que portan, dan para unos 3 comensales como mucho.
En nuestro país hay muchos ríos cangrejeros pero así que recuerde a vuela pluma me viene a la mente el Mataraña en Aragón, si bien su pesca está prohibida y todo el que encontraréis en los comercios procederá de piscifactorías o bien habrá sido importado de los Estados Unidos, el mayor productor.
Prácticamente no hay nada que diferencie el cangrejo de río de otros cangrejos marinos, si bien por su forma recuerdan a los bogavantes o las langostas. También como estos cambian su color verde-marrón por otro rojo intenso cuando están cocidos y su carne es bastante suculenta. De hecho es su intenso color rojo los que los hacen muy atractivos a la vista. Según los expertos su carne es menos suculenta que la de sus primos marinos pero bien condimentados son casi indistinguibles.
Se degustan igual que las gambas, es decir, separando la cabeza de la cola, comiendo la carne que contiene ésta última, chupando la primera y si se quiere rompiendo las pinzas para acceder a la carne que contienen.
Hoy os voy a dar una receta donde cocemos los cangrejos como si fueran suecos y los rematamos como si fueran españoles.
INGREDIENTES (4/6 personas) :
2 Kg de cangrejos de río
6 tomates maduros rojos grandes
4 dientes de ajo
2 hojas de laurel
4 clavos de olor
2 guindillas picantes
Medio vaso de cognac
1 cerveza (330 ml)
Perejil picado
Sal
Pimienta negra recién molida
Aceite virgen extra de oliva
En una olla grande vertemos 3 ó 4 litros de agua, una cerveza, un puñado de sal y las hojas de laurel. Cuando arranca a hervir introducimos los cangrejos y cubrimos la olla para que se cuezan alrededor de 5 minutos.
Mientra se hacen los cangrejos, en una cazuela de barro a ser posible, vertemos un chorro generoso de aceite de oliva y freímos los ajos laminados, los clavos de olor y las guindillas picantes. Cuando los ajos están dorados incorporamos los tomates sin piel ni semillas y muy troceados. Removemos bien y dejamos hacer hasta que el tomate suelte el agua. Entonces añadimos el medio vaso de cognac y dejamos que reduzca a la mitad. Para entonces los cangrejos ya estarán hechos. Los sacamos de la olla, los escurrimos e incorporamos en la cazuela de barro. Removemos bien dejando un par de minutos para que se impregnen del sabor. Espolvoreamos abundante pimienta negra y perejil picado y listos para comer.
Una comida simple y barata a la que hay que atacar con mucho pan para mojar la salsa.