Mantecadas de Astorga


Dulce leonés muy típico, probablemente el más conocido de la zona, las mantecadas de Astorga destacan por la facilidad en su realización y la economía de ingredientes, aparte de por estar contenidas en papeles rectangulares muy característicos que los diferencia de las magdalenas. Y por estar buenísimas, que es lo principal.

Degustar las mantecadas con chocolate caliente, que también es muy popular en Astorga desde hace siglos, hacen de un desayuno o merienda un momento cumbre del día.

INGREDIENTES :

180 gramos de harina de trigo
120 gramos de azúcar
60 gramos de manteca de vaca (o mantequilla)
5 huevos grandes

La manteca de vaca es un ingrediente muy popular en el noroeste de España, especialmente en León, Asturias y Galicia. Se trata de mantequilla clarificada que se vende solidificada. Os explico en primer lugar cómo hacer mantequilla clarificada si no la encontráis en vuestra zona  aunque se puede emplear mantequilla normal si queréis algo rápido.

Para clarificar la mantequilla y obtener manteca de vaca fundimos unos 100 gramos en una cacerola pequeña a fuego lento y lo dejamos reposar. Al cabo de unos minutos el fundido se "ordenará" en tres capas. La más externa se desechará retirándola por medio de una espumadera. La siguiente es la que nos interesa (la mantequilla clarificada) y se separará por simple decantación. La última de color blanquecino (el suero) se elimina sin más. Con 100 gramos se obtienen al menos 60-70 gramos. Pesad la cantidad que necesitáis para esta receta y la reserváis, evitando que solidifique manteniéndola caliente.

Batimos en un bol los huevos con el azúcar hasta que hagan espuma. A continuación agregamos la harina bien tamizada sin dejar de batir para que se integre bien.

A continuación incorporamos la manteca - o la mantequilla fundida si no habéis querido hacer este paso - que previamente hemos batido bien. Esto es importante, el resultado es distinto sin este batido previo de la manteca.  Continuamos batiendo con las varillas (manuales o eléctricas) hasta obtener una masa homogénea.

Repartimos la masa por las cajillas típicas - o usad papeles de magdalena redondos, el sabor no cambia - o emplead moldes rectangulares de silicona de unos 5 ó 6 centímetros. 

Precalentamos el horno a 230 grados y horneamos 15 minutos o hasta que observamos la superficie bien tostada.

Las podéis mojar en la leche o tomarlas a sola, pero si queréis seguir mi consejo con chocolate a la taza están de vicio.