Los pasteles de Carelia son una especialidad de la región homónima, actualmente repartida entre Rusia y Finlandia aunque en origen es un territorio histórico del país escandinavo. En la actualidad Finlandia tiene dentro de sus fronteras una muy pequeña parte de Carelia, aunque la práctica totalidad de los finlandeses carelianos viven allí ya que se marcharon de la parte oriental cuando Rusia ocupó la zona en 1945.
Los pasteles de Carelia son muy populares no solo en la zona, si no en toda Finlandia. Se trata de una especie de pan de centeno relleno de unas gachas de arroz y a veces cubierta por mantequilla de huevo, que es una especialidad muy propia de la zona.
Por cierto, no son pasteles dulces, si no salados. Así que se usan como entrante, para una merienda o desayuno salado, pero no como postre.
INGREDIENTES :
Para el relleno :
1 litro de leche entera
1 vaso de arroz (200 ml), el de grano corto habitual en España
1 vaso de agua embotellada o filtrada
1 cucharadita de sal
Opcional : 2 cucharadas de mantequilla, alrededor de 30-40 gramos
Para la masa :
2 vasos (400 ml) de harina de centeno*
1 vaso (200 ml) de agua embotellada o filtrada
Medio vaso (100 ml) de harina de trigo
1 cucharadita de sal
* Encontraréis harina de centeno en Alcampo, Carrefour y tiendas de alimentos dietéticos y/o ecológicos.
Mantequilla de huevo (opcional) :
50 gramos de mantequilla con sal
2 huevos duros
En primer lugar vamos a hacer el relleno de arroz.
Calentamos el agua y cuando comienza a hervir añadimos el arroz, removiendo hasta que absorba el agua. En ese momento incorporamos la leche, removemos bien y dejamos hacer hasta que el arroz se ablande (aproximadamente 20 minutos). Se añade sal y si se quiere un poco más suculento se añaden 2 cucharadas de mantequilla o margarina.
Retiramos y dejamos enfriar. El arroz debe estar completamente frío cuando se rellena la base de harina de centeno.
Seguimos haciendo la masa.
Este paso es muy sencillo. Simplemente se debe mezclar la harina de centeno con la de trigo, añadir agua y sal. Tamizad, eso sí, ambas harinas. La masa resultante se amasa con las manos hasta que queda homogénea.
Con el rodillo aplanamos la masa sobre el mármol enharinado y cortamos formas ovaladas - del tamaño que queráis, habitualmente son del tamaño de un plato de postre - contando con la existencia de una especie de "arrugado" en forma de canalón que encierra parcialmente la masa. Parece ser que hacer el arrugado en cuestión es todo un arte, así que haced lo que podáis, no es tan difícil si ponéis el arroz cocido y luego dobláis los bordes dando forma con los dedos.
Una vez hemos rellenado y "doblado" los bordes de la masa de pan, procedemos a hornearlos a 250 grados durante unos 15 minutos, hasta que el arroz está dorado (quedará más dorado sin ponéis mantequilla, claro está). Colocad los pasteles sobre una rejilla para que no se tueste demasiado la base o bien usad papel de hornear.
Una vez recién extraídos del horno, se les suele pintar con más mantequilla o bien con una mezcla a partes iguales de leche con mantequilla. Una vez pintados se deben cubrir con papel de hornear o bien con un paño de cocina.
Otra forma de presentarlos es cubriéndolos con mantequilla de huevo.
Para ello hervid los huevos durante 12 minutos hasta que quedan duros, con un chorro de vinagre y una cucharada de sal (así son más fáciles de pelar).
Peláis los huevos y los trituráis con un tenedor, mezclando con los 50 gramos de mantequilla con sal. Se sirven caliente pero también están buenos si los coméis del tiempo o recalentados.