ENTRANTE
SOPA JARDINERA
INGREDIENTES (4 personas) :
1 litro de agua embotellada o filtrada
1 cebolla morada grande (dulce) o fresca
2 zanahorias grandes
1 rama de apio grande sin hojas
2 patatas medianas
1 puerro
1 pimiento morrón
1 rama de perejil
Pasta tipo "conchas"
Almidón o fécula de patata o harina de trigo (el espesante que tengáis a mano)
Sal
Aceite virgen extra de oliva
Tomate concentrado o remolacha (opcional)
En una cazuela grande vertemos un chorro generoso de aceite de oliva. En él freímos la cebolla y el puerro cortados en juliana, así como el pimiento morrón en cuadraditos. Cuando la cebolla transparenta podemos añadir una cucharada de almidón o de fécula de patatas. Si no tenéis lo que podéis hacer es simplemente rallar la mitad de una de las patatas.
Mientras hacemos el sofrito calentamos en otra olla el agua y cuando empiece a hervir la vertemos en la cazuela del sofrito. Añadimos la zanahoria cortada en juliana muy fina, el perejil muy picado y el puerro cortado en rodajas, así como la patata cortada en taquitos pequeños. Dejamos hervir unos diez minutos. Rectificamos de sal. Añadimos entonces la pasta para que de más cuerpo a la sopa. La cantidad exacta es una cucharada rasa de conchas por comensal. Si queremos añadir un poco de color podemos añadir un poco de concentrado de tomate o remolacha - una cucharadita o menos - , si bien no es imprescindible.
PLATO PRINCIPAL
POLLO AL AJILLO
Esta es una receta rápida y sencilla que sin embargo sólo degusto cuando la preparo yo mismo. Si la encuentro en algún restaurante me suelo quedar con las ganas porque me encanta pero suele prepararse mal. Y además tiene un efecto secundario del todo evitable : es una de esas comidas que se toman en un vuelo y repiten durante el resto del día.
Que el ajo repita se debe a la presencia de una substancia denominada alicina. La alicina se libera cuando cortamos, majamos o ingerimos directamente el ajo sin haberlo cocinado previamente. Esto es, que dicha substancia no existe en el ajo hasta que lo manipulamos. La alicina es un antibiótico natural que sin embargo es poco aprovechable en estado natural ya que es muy inestable. Si cocinamos el ajo por encima de los 60 grados se destruye. Por esta razón se suelen aprovechar únicamente sus cualidades terapéuticas cuando se suministra en forma de comprimidos o bien cuando se ingieren ajos crudos.
Para evitar que el ajo repita hay varias cosas que se pueden hacer de forma simultánea. La primera es quitar el germen verde del ajo con la ayuda de un cuchillo. La segunda es meterlo en el microondas en posición de descongelación durante unos segundos y finalmente cocinarlo. Siguiendo estos pasos no perderéis sabor pero si la molesta "repetición".
INGREDIENTES
Un pollo entero
4 dientes de ajo
1 limón
1 vaso de vino blanco
Perejil fresco
Sal
Pimienta
Aceite virgen extra de oliva
Cortamos el pollo en pedazos pequeños y regulares. Lo normal es cortar cuatro cuartos y de cada cuarto hacer cuatro trozos. Lo más rápido no obstante es comprar pollos cortados de esta manera que se suelen vender en bandejas que ya indican "cortes para pollo al ajillo".
En una cazuela - mejor si es de barro - freímos un diente de ajo en un buen chorro de aceite de oliva. Cuando empieza a ennegrecer lo retiramos. A continuación doramos los trozos de pollo previamente salpimentados. Si no os preocupa la grasa, es mejor hacerlo sin quitarles la piel.
Mientras se dora la carne, hacemos una picada con el perejil fresco y el resto de los dientes, vigilando de quitar el germen y si se quiere pasándolo por el microondas. Cuando el pollo está bien frito, añadimos el vaso de vino blanco. Dejamos reducir un poco y añadimos el zumo de un limón. Seguidamente espolvoreamos la picada de ajos y perejil.
Mantenemos a fuego bajo unos veinte minutos - o hasta que el caldo reduzca considerablemente - y ya está listo para servir.
POSTRE
FRESONES CON VINAGRE
Hubo un tiempo en que todo el mundo en este país preparaba los fresones con vinagre, cuando la costumbre de añadirles nata ni siquiera existía. Poco a poco esta manera de prepararlas se fue perdiendo hasta el punto que en la actualidad poca gente sigue haciéndolo, encontrando incluso extraño mezclar el vinagre con una fruta.
Como en casi todas las preparaciones tradicionales existe un punto de lógica que explica el por qué del uso de un determinado ingrediente. Macerar en vinagre las fresas o fresones permite extraerles todo el jugo, dejando un sabroso jarabe agridulce que no es posible obtener con el empleo de la nata. En estos tiempos en que los sabores agridulces vuelven a estar de moda tal vez es el momento de rescatar esta forma de preparar los fresones con un 0% de grasa. Además gracias al vinagre hasta los fresones más ácidos nos parecerán caramelos.
INGREDIENTES (4 personas) :
Medio kilo de fresones
50 gramos de azúcar glass (impalpable)
25 ml de vinagre (de vino blanco o de manzana)
Lavamos y cortamos los fresones en trozos no muy pequeños. Los espolvoreamos con azúcar glass, removiendo para que queden bien impregnados, y lo mismo hacemos con el vinagre, con cuidado de no dañar los fresones sobretodo si son demasiado maduros.
Dejamos en la nevera para que maceren bien un mínimo de 6 horas y listos para comer. Están bárbaros, pero no os paséis con el vinagre. Sólo un poco más de una cucharada es más que suficiente.