Os presento un pastel muy típico de las Antillas que se ha popularizado en gran cantidad de países fuera de la zona, pero sobretodo en los Estados Unidos donde se le denomina "Pineapple upside down cake", esto es, Pastel de Piña volteado. El nombre ya describe la manera de hacerlo : primero colocamos en el fondo del molde la piña y luego el bizcocho. Al darle la vuelta hay que rezar para que la piña se desprenda y todo quede perfecto. Si eso sale bien, os parecerá un pastel sencillísimo.
La piña - ananas o anasa en muchos idiomas hablados en el Caribe - es original de América del Sur. Se usa en repostería o como fruta de mesa, siendo además muy apreciada en dietas de adelgazamiento ya que contiene mucha fibra y es por tanto saciante, con un aporte bajo de calorías (si elegimos la opción de estar en conserva con su propio jugo, con almíbar ya es otra historia).
INGREDIENTES
250 gramos de harina
200 gramos de mantequilla sin sal
175 gramos de azúcar de caña (habitualmente llamada panela)
2 cucharaditas de levadura en polvo, la que llamamos química, tipo Royal
3 huevos
1 lata de rodajas de piña enteras, en almíbar
Cerezas en almíbar (para decorar el centro de cada rodaja de piña)
1 chupito de ron (opcional)
Pintamos todo el interior del molde con mantequilla aunque sea de silicona. Además espolvoreamos sobre la mantequilla un poco de azúcar.
Llenamos el fondo con tantas rodajas de piña como sea posible, sin solapar. En el centro del disco colocamos una cereza en almíbar. Reservamos el almíbar de la lata.
Mezclamos la mantequilla a temperatura ambiente con el azúcar. Es preferible usar una batidora para conseguir un resultado cremoso. Añadimos los huevos uno a uno sin dejar de batir. Luego vamos incorporando poco a poco la harina y finalmente añadimos medio vaso (100 ml) del almíbar que cubría las rodajas de piña y el chupito (30 ml) de ron (este último es opcional).
Vertemos la mezcla sobre las rodajas de piña. Precalentamos el horno a 160 grados y mantenemos hasta que se vea dorado. Suele tardar 1 hora, aproximadamente.
Una vez los extraemos del horno, de forma inmediata le damos la vuelta sobre un plato pero sin quitar el molde (a no ser que salga sin problemas). Dejamos enfriar y entonces, con cuidado, desmoldamos. Si toda la piña está en la superficie, perfecto. En caso contrario intentamos re colocar la rodaja o rodajas díscolas.
Al probarlo os sentiréis en la Antillas con mucho menos gasto. Quien no se conforma es porque no quiere.