Sapillos



Los sapillos, también llamados repápalos, son un postre extremeño que se suele preparar durante la Semana Santa aunque en la actualidad ya se vienen haciendo cuando apetecen, que suele ser muchas veces dado lo buenos que están. Se trata de una especie de buñuelos dulces que se fríen y luego empapan en un caldo también dulce.

INGREDIENTES (4/6 personas) :

Para los buñuelos :

200 gramos de pan rallado
150 gramos de azúcar
4 huevos grandes
1 limón
Aceite de oliva (para freír)

Para el caldo :

1 litro de leche entera
150 gramos de azúcar
1 limón
1 palo de canela

En primer lugar vamos a preparar el caldo. Ponemos la leche al fuego con el palo de canela y la piel de limón sin la parte blanca que amargaría. Dejamos que hierva y retiramos del fuego. Inmediatamente añadimos el azúcar y lo disolvemos, removiendo bien. Dejamos reposar con el palo de canela y la piel del limón dentro. Si queréis que quede la leche caliente, la cubrís con una tapadera (o luego la volvéis a calentar al microondas porque si lo hacéis al fuego el azúcar se puede pegar).

Ahora vamos a hacer los buñuelos.

Batimos los huevos con el azúcar y la ralladura de la piel del limón. Añadimos el pan rallado poco a poco para que no queden grumos. Recomiendo usar pan rallado hecho por nosotros mismos porque así, más basto y grueso, queda mejor que el que se compra en la tienda que es demasiado "fino". Cuando esté todo bien mezclado tendremos una pasta no muy densa.

Ahora vamos a poner al fuego fuerte una sartén honda con aceite haciendo al menos 1 cm de profundidad. Con la ayuda de una cuchara cogemos masa y con ayuda de otra le vamos dando una forma esférica - no hace falta que sea perfecta - hasta que la hacemos resbalar en el aceite para que fría con mucho burbujeo. Hay que hacerlo así porque la masa es demasiado líquida para hacerlo con las manos. Se dora enseguida así que vigilad que no se queme. 

Se fríe todo la masa formando esos buñuelos pequeños sin que se toquen entre sí para que queden dorados. Si no hay suficiente profundidad de aceite dadles la vuelta para estén fritos uniformemente por todos lados. Una vez ocurra esto se extraen del aceite, se dejan escurrir y luego se ponen sobre papel de cocina para que absorba todo el aceite que sea posible.

Se reparten los buñuelos en los boles de los comensales - platos soperos también se pueden emplear -  y sobre ellos se vierte la leche (dejando un dedo de profundidad, tampoco mucho). También se puede dar un pequeño hervor a los sapillos en la leche que hemos cocido anteriormente, va a gustos, pero en ese caso no dejéis de remover o el azúcar puede pegarse al fondo del cazo. Con 5 minutos de cocción debería ser más que suficiente. Luego se recogen con el cazo y directos al bol del comensal.

Si es verano, que todo quede frío. Si es invierno, tibio. Están igual de buenos.