Receta típica de Arnedo, en La Rioja, que en la actualidad puede encontrarse en casi toda la región e incluso se comercializa en otras zonas de España. Su origen se remonta a más de mil años atrás. Se trata de un dulce de sabor suave que crea adicción.
INGREDIENTES :
1 hoja de pasta quebrada (la que no sube)
150 gramos de almendra molida
125 gramos de azúcar
1 huevo
La ralladura de la piel de un limón
Azúcar glass (impalpable)
Aceite de oliva virgen extra mezclado al 50% con aceite de girasol o maíz
Hay que hacer una aclaración. La masa quebrada típica que se emplea en esta receta lleva manteca de cerdo pero si la queréis hacer de esta manera la tendréis que hacer en casa ya que no se comercializa. Con objeto de hacer la receta más rápida empleo la que podéis encontrar en cualquier tienda y que se suele hacer con mantequilla.
Dividimos la pasta quebrada en cuadrados iguales. Lo habitual es que dichos cuadrados tengan unos 5 cm de lado (de manera que doblados midan 2,5 cm x 5 cm), pero pueden hacerse más pequeños si se desea.
En un bol mezclamos las almendras molidas con la ralladura de la piel de limón, el azúcar y el huevo batido. Con las varillas removemos bien creando una crema de almendras homogénea.
Rellenamos los cuadrados de pasta quebrada y los cerramos, procurando que la crema de almendras quede bien centrada llenando el espacio interior pero no alcanzando los bordes. Hacer esto bien requiere una cierta práctica pero al segundo o tercero ya lo tendréis dominado. Cerramos bien los bordes de manera que no se abran accidentalmente al freír.
Calentamos el aceite - que tenga un dedo de profundidad - en una sartén y freímos los fardelejos hasta que están bien dorados. Importante que no se toquen entre sí. Extraemos y colocamos sobre un papel absorbente. Cuando están fríos los espolvoreamos con azúcar tipo polvo (glass, impalpable) y listos para comer.