Este pastel es fácil de realizar, de esas recetas que podéis repetir a menudo porque no son caras y casi no montas lío en la cocina. Además es sano, ya que emplea poco azúcar - la zanahoria es un buen endulzante - y al realizarse con harina integral consigue que recibamos una buena dosis de fibra.
Pero si todo esto de la comida sana os trae al pairo, pensáis que la vida son dos días y no merece la pena comerse el tarro con lo que es sano y lo que no lo es o simplemente queréis echar una cana al aire, añado un glaseado opcional para coronar el pastel.
INGREDIENTES :
300 gramos de zanahoria rallada
300 gramos de coco rallado
2 huevos
100 gramos de azúcar de caña
100 gramos de harina integral
Una cucharada de bicarbonato sódico
Glaseado (opcional) :
100 gramos de queso crema (tipo Filadelfia)
2 cucharadas de mantequilla fundida
2 cucharadas de leche
1 vaso de azúcar glass (impalpable)
Batimos los dos huevos en un bol y añadimos todos los ingredientes. La mezcla, bien homogénea, la vertemos en un recipiente de silicona o aluminio - este último bien engrasado con mantequilla y harina - que pueda ir al horno.
Precalentamos el horno a 190 grados e introducimos el molde durante media hora. El pastel estará hecho cuando esté visiblemente dorado y al introducir un palillo salga completamente seco.
Mientras se hacía el bizcocho hemos hecho el glaseado simplemente mezclando con las varillas el queso crema, la mantequilla líquida, la leche y el azúcar glass.
En el momento en que sale del horno lo pintamos con el glaseado usando una espátula de silicona o un pincel de idem y listo para comer.
Mientras se hacía el bizcocho hemos hecho el glaseado simplemente mezclando con las varillas el queso crema, la mantequilla líquida, la leche y el azúcar glass.
En el momento en que sale del horno lo pintamos con el glaseado usando una espátula de silicona o un pincel de idem y listo para comer.
Más fácil no podía ser.