Nuevo libro

Confitura de tomate


Un conocido cultivaba en la parte de atrás de su casa un pequeño huerto de poca más de 50 m2. Se le ocurrió plantar tomateras y cuando dieron los frutos no sabía qué hacer con tantos kilos. Regaló a cuanta gente conoció y él mismo comía a diario, pero aún así seguía teniendo tantos tomates que llegó un momento que estuvo a punto de aborrecerlos. Por fin dio con la solución : hacer confitura de tomates. Con eso se libró de muchos de ellos y los pudo degustar más adelante, en pleno invierno, cuando de verdad los echaba de menos.

La confitura difiere en la mermelada en que la primera se realiza con trozos de frutos cocinados en un almíbar mientras que la segunda consiste en trozos de frutos que se cocinan con azúcar para conseguir una reacción de esta con la pectina de la fruta. La mermelada contiene por regla general mayor cantidad de fruta mientras que la confitura es más rica en azúcar y más gelatinosa por la cantidad de agua que contiene.

¿Por qué no se hace mermelada de tomate? Se puede hacer pero hay un problema : el tomate es pobre en pectina. Para hacer mermelada de tomate se le podría añadir alguna fruta que fuera rica en pectina  - como la manzana - o simplemente añadir pectina, que está disponible en comercios especializados. No es un problema único del tomate ya que otras frutas, como las fresas o los melocotones,  también son pobres en pectina y aún así las mermeladas de ambas son muy habituales. Aunque eso sí, se deben hacer con el truco de añadir pectina.

INGREDIENTES :

1 kg de tomates rojos maduros
750 gramos de azúcar 
1 rama de canela
200 ml de agua embotellada o filtrada

En primer lugar realizamos cortes longitudinales en la piel de los tomates, que no sean profundos. Primero los metemos 10 segundos en agua que acabe de hervir y rápidamente los pasamos a agua con cubitos de hielo. La piel se arrugará y será muy fácil quitársela.

A continuación los partimos y quitamos con una cucharilla las semillas. La pulpa resultante la cortamos en trocitos o pasamos por el pasapurés, como queráis.

En una cazuela grande incorporamos los tomates, el azúcar, el palo de canela y un vaso de agua. A fuego bajo lo dejamos cocer sin dejar de remover hasta que toma una consistencia densa parecida a la mermelada. Puede tardar aproximadamente 1 hora en hacerse, según la potencia de fuego. 

Una confitura que seguro que os encanta. Y no tan rara como pensáis. A fin de cuentas el tomate, aunque asociado siempre como una hortaliza, es en realidad una fruta.